Pon la palabra de la paz
en el ánima de tu boca
y dispara como quieras
y adonde quieras
la munición del diccionario.
Históricamente, la poesía política y social, ha sido
un tema que los llamados poetas puros siempre han eludido, y no entiendo
porqué, pues si estamos de acuerdo en que la poesía es una manifestación del
alma, difícilmente nadie se puede sustraer a los efectos que la política ejerce
sobre la sociedad en general y sobre todos y cada uno de nosotros en particular,
y claro está, sobre nuestras almas, especialmente en las clases trabajadoras,
entre las que hubo y los hay, muchos y muy buenos poetas.
De mi colección particular de “pegatinas”
No me quiero comparar con nadie, pues
solo me considero un aficionado a la poesía, y mucho menos con ninguno de los
grandes poetas que fueron autores de poemas comprometidos que han trascendido
hasta la actualidad, y a los que admiro profundamente, pero sí quiero hacer
mención de algunos de ellos al menos, porque con su atrevimiento demostraron
que se puede ser un literato universalmente reconocido y escribir los poemas de
mayor contenido social y político y no sentir vértigo por ello, sino todo lo
contrario.
El primero al que quiero mencionar
es a Quevedo, que tanto en poemas morales, como satíricos y directos no tuvo
ningún reparo en posicionarse sobre temas políticos y sociales de su época, y
lo pagó caro, incluso con la cárcel.
Más cercanos en el tiempo pero no
menos comprometidos, tenemos por ejemplo, a Miguel Hernández, Antonio Machado, García
Lorca, Violeta Parra, Rafael Alberti, León Felipe, el polifacético Luis Eduardo
Aute, y tantos y tantos cantautores cuyos poemas y canciones recordamos los que
vivimos la transición política de forma activa, Lluís Llach, Paco Ibáñez, Luis
Pastor, Víctor Jara, Manuel Gerena, Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina, Pablo
Milanés, José Antonio Labordeta,…y cantantes transgresores como por ejemplo, los
Beatler o Bob Marley, a todos ellos, algunos los llevamos en un cálido
rinconcito de nuestro corazón mientras vivamos, porque sin su contribución al
progreso estaríamos todavía en la Edad Media.
En estos tiempos de salvaje individualismo es difícil
encontrar poetas que tengan como inspiración las contradicciones, incoherencias
y abusos de poder con los que frecuentemente nos amargan la vida la mayoría de
los políticos actuales, aunque es digno de elogio saber que hay algunos artistas,
raperos y humoristas gráficos que se juegan la cárcel y su futuro con sus
provocadoras letras, en un país en el que la justicia y la libertad brillan por
su ausencia.
La literatura en general y la poesía
política y social en particular, ha sido y es el arma que solemos utilizar los
pacifistas contra la injusticia y contra el abuso de poder que cotidianamente
sufrimos los ciudadanos de parte de los poderes fácticos de todos los
escalafones y de todos los tiempos.
Es verdad, que como siempre ha sucedido, la mayoría de
los que escriben poesía nunca encuentran la inspiración en temas políticos y
sociales, y prefieren centrarse en temas banales e indefinidos, seguramente con
el fin de no herir ciertas sensibilidades que pudieran ser necesarias en
cualquier momento, pero yo siempre he tenido una mente libre de ataduras y de
prejuicios, por lo que normalmente escribo lo que considero oportuno y
necesario para seguir avanzando.
La mayoría de mis poemas políticos
los tengo inéditos en un encuadernado, al que les puse por título “Del
conductor de ciegos a la mula Francis”, en el que trato temas de política
social y pacifista de la décadas de 1980, 90 y 2000.
Todos tenemos miedo a algo o a
alguien, la diferencia estriba en cómo lo afronta cada cual, de ahí, este poema
que escribí en tiempos de la transición política, cuando algunos de los que
estábamos comprometidos en la lucha por un régimen de libertades teníamos que
cuidarnos de muchos de los que parecían ser amigos y compañeros de viaje.
TEMOR AL MIEDO
Miré
a los interiores y temí
que
el miedo fuera adolescente
como
yo,
y
un espasmódico reflejo
me
recorrió la médula espinal
como
un rayo,
cuando
se ofreció ante mí
con
toda su altivez.
Abrí
los ojos y soñé
que
el miedo al dolor
era
un cuento,
y
se introdujo en lo más profundo
de
mi intimidad,
como
un parásito indeseable.
Soñé
que el miedo
nunca
podría profanar
el
espacio virtuoso de la soledad
y
desperté,
aterido
de un miedo tan espeso
como
indescriptible
que
atravesaba ávidamente
los
blindajes de mi espíritu.
Temiendo
al miedo,
cerré
los ojos y volé
por
los celajes inmensos
de
la libertad,
y
en la sala de mis ensueños
anidaron
libremente
los
pájaros de la fantasía.
Y
empapándome en el miedo
miré
a la vida
cara
a cara,
y
sentí clavarse en mis entrañas
sus
vidriosos ojos
ebrios
como sudarios mortuorios.
Al principio
del actual período seudodemocrático, todo fueron imposturas durante los 14 años
que Felipe González gobernó este país. Se rodeó de personas corruptas y
derechistas reconocidos como José Barrionuevo, falangista con carné socialista,
cabeza visible del Terrorismo de Estado en el Gobierno del PSOE (el GAL), y de
otros personajes no menos sombríos y reaccionarios como Luis Roldán. Al periodo
felipista le dediqué muchos de mis poemas políticos
ES
LA HORA DE LOS BUEYES
Llegaron las horas del
sosiego y de la paz
y las noches se plagaron
de relucientes estrellas
para los noctámbulos y
los bohemios.
Eran los días del
silencio de los campos
y en sus tardes
germinaron amapolas
que esculpieron el
paisaje de colores indecisos.
Fueron los años del
preclaro despertar
y un ramillete de rosas
y de lilas
poseyeron a la diosa de
los sueños.
¡¡ Ya no se
llevan los yugos
es
la hora de los bueyes!!
Llegaron las horas de
abolir el miedo
y un furioso torbellino
de ansiedades
demandaba por las calles
su inquietud.
Eran los días de la
templanza y el ocio
y un vendaval de
incontenibles pasiones
destronaba impudoroso la
moral de las costumbres.
Fueron los años de
entronar las libertades
y un inefable cortejo de
fanfarrias y arlequines
despidió a los ideales
en su última morada.
¡¡ Ya no se
llevan los yugos
dejad
que salgan los mansos!!
Los que vivimos la transición y
posteriores épocas, sabemos bien lo falsos que pueden llegar a ser algunos
personajes que ascendieron al poder, gracias a programas electorales
embaucadores, para una vez que se apoderaron del sillón, aplicar la política
que a ellos más les beneficiaba personal y políticamente, y que a la vez sirviera
a los intereses de sus patrocinadores y de los más privilegiados de la sociedad.
De mi colección particular de pegatinas. Elaboración propia
¡¡SILENCIO!!
¡¡Silencio!! escupió Manuel
y el poeta contestó,
¡¡Libertad!!
¡¡Silencio!! gritó Suárez
y el poeta respondió,
¡¡Libertad!!
¡¡Silencio!! ordenó Tejero
y el poeta le gritó,
¡¡Libertad!!
¡¡Silencio!! dijo Leopoldo
y el poeta apostilló,
¡¡Libertad!!
¡¡Libertad!! soltó Felipe
y el poeta susurró,
¡¡Dónde estáaas!!
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A UN PELELE Y SU BIGOTE
Érase
un señor bigote
repelente
y negro oscuro
al
estilo puro y duro
del
criminal galipote.
Era
un señor monigote
fascistoide
muy maduro
con
vocación de seguro
de
tonto de capirote.
Érase
un bigote carca
en
un pelele adosado
que
quería ser veleta,
y
se propuso la marca
de
que fuese recordado
como
“el Presi marioneta”.
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LA
LIBERTAD ERA UN POEMA
Libertad, era la reina
de
la noche
conservándose
en el whisky
y
la cerveza
de
los pub del malecón.
Libertad, era la princesa
de
la fantasía
embelesada
en un sueño
de
placeres
que
habías soñado tú.
Libertad, era el galán
de
la madrugada
buscando
entre la basura
una
estrella
que
le alumbrara en la oscuridad.
Libertad, era la mujer
expulsada
del Edén
y
condenada al sufrimiento
por
insumisa
y
por querer a Dios y adorar al diablo.
Libertad, era la musa
de
la minifalda
enseñando
sus braguitas color violeta
y
vendiendo amor
por
las aceras del viejo Molinete.
La libertad, era un poema
de
amor y pasión
escribiéndose
entre las ingles ardorosas
de
una amazona liberal
que
cabalgaba febril sobre su amante.
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NO
ERAN TIEMPOS PARA SOÑAR
Ciertamente, aquellos eran
tiempos difíciles
para los soñadores
idealistas.
Era difícil soñar al lado de
unos zombis
reclamando su gramo de
estupidez adulterada
para ausentarse de la vida
un rato más.
Cualquier esquina era buena
para traficar con la muerte.
Cualquier rincón podía ser
bueno
para sucumbir a una oferta
tentadora del diablo.
Los perros callejeros te
ladraban desaforados
cuando subías a deshoras
la cuesta de la calle del
Alto.
Eran tiempos difíciles para
los soñadores.
Sí, era difícil soñar, con
un espantajo blanco
galopando sin descanso tras
de ti
invitándote a subir a su
grupa.
Las noches perdían la
brillante luminosidad
de las estrellas colgadas de
lo alto
y el temor y la angustia se
adueñaban de las calles.
Y los narcisos de la plaza
de La Merced
se desangraban sin remedio
entre la penumbra
con el último chute de
heroína.
Los dóberman atolondrados
amenazaban enfurecidos a los
transeúntes
que pasaban cerca de sus
fauces.
Realmente, aquellos tiempos
no podían ser
los más propicios para
soñar.
No, no se podía soñar
en el espacio vital de las
pesadillas.
En los primeros años de la actual
etapa democrática, tuve la suerte de dar con personas con las que encaucé mis
pasos en el conocimiento de la flora y la fauna de nuestro entorno, y en defensa
del medio ambiente y de la paz en el mundo, y con ellos participé durante
muchos años en el Grupo Pancratium, en el Grupo Ecologista del Mediterráneo
(creo que era así como se llamaba), y en el Comité Anti-OTAN de Cartagena y de
la Región de Murcia, así como en el grupo Antimilitarista Arco Iris.
De mi
colección particular de “pegatinas”
LOS CAMPOS DE LA
MISERIA
Mis palabras se disfrazan de humo
entre palomas
de papel
que anuncian la
paz para Occidente
mientras rugen
los misiles
de la enésima
cruzada
en las carnes
de Bagdad.
Mis labios se pronuncian
solidarios
contra el hambre
y tranquilizan
mi conciencia
temerosa del
supremo
flotando en la
abundancia
que me procura
la sociedad de
consumo
mientras África
se muere
con la boca
llena de nada
y el estómago
harto
de pasar
hambre.
Mis manos civilizadas
atrapan sueños
al vuelo
pendientes de
un hilo
en la torre de
Babel
y siembran de
miedo
y de crueles
sufrimientos
los campos de
la miseria.
Y mientras mis
ojos
dominan
ausentes
el desesperado
escenario
de las gentes
sin presente ni futuro.
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De
mi colección particular de “pegatinas”
El
siguiente poema lo recité en la 3ª edición de poesía de “ALUMBRES ESTÁ QUE ARDE”,
y fue la causa de que ya no contaran conmigo para las dos últimas ediciones,
porque seguramente herí la exquisita sensibilidad de los organizadores, que por
aquellas fechas eran del PSOE.
DE QUÉ PAZ NOS
HABLAN
De qué paz
nos
hablan
esos
payasos
que
nos llaman
a
filas
y a
los bombazos.
De qué paz
nos
hablan
esos
patriotas
que
se pasan
las
leyes
por
las pelotas.
De qué paz
nos
hablan
esos
embusteros
que
roban
y
matan
como
cuatreros.
De qué paz
nos
hablan
esos
belicistas
que
bendicen
las
bombas
de
los fascistas.
De qué paz
nos
hablan
esos
cretinos
si
la libertad
la
ordenan
los
asesinos.
De qué paz
nos
hablan
esos
“valientes”
que
asesinan
a
niños
y a
inocentes.
De mi colección
particular de “pegatinas”. Elaboración propia.
HALLOWEEN EN
OCCIDENTE
Es la víspera de Todos los Santos
y
la luna llena se dibuja esplendorosa
en
una atmósfera celeste
de
luciérnagas resplandecientes.
En
New York, Halloween se festeja por todo lo alto.
Los
niños bien y otros portentos por el estilo
se
disfrazan de calaveras para asustar al miedo
y
se atiborran de kétchup y hamburguesas
bajo
la poderosa cobertura
de
la estatua de la libertad.
Mientras,
las bombas de racimo
revientan
niños hambrientos en Afganistán
¡por
la libertad y la justicia infinita
dicen
los telediarios!
Es
la noche de los que ya no están
en
el mundo de los vivos
y
los vivales de siempre hacen su agosto
al
calor de otros fantasmas
que
arrastran sus cadenas como zombis
tras
la bota inquisitorial
del
gran pistolero.
Es
la noche de los muertos en Occidente
y
El Tenorio vuelve a tomar las pantallas
de
la televisión de siempre
y
como una novedad, siglo y medio después,
sigue
buscando el amor de doña Inés como un poseído
entre
las tumbas del cementerio.
Es
la noche de los familiares difuntos
y
sus espíritus vuelven a llenar los hogares
y
los corazones de acuosos recuerdos
a
la luz de las mariposas nadando en aceite.
Mañana,
los cementerios de Occidente
serán
el centro de reunión de las comadres de siempre.
Y
hablarán con entusiasmo del culebrón de actualidad
¡qué
tierna la escena del niño angustiado que busca a su perrito!
y
llorarán desconsoladas por la suerte del animalito.
Y
despellejarán a la vecina del tercero
¡fíjate
si es..., que su amante la visita todos los días!
y
se recomerán de envidia en su interior.
Y
suspirarán por lo desaprovechado que está fulanito
¡ay,
con lo bueno que está, tú, y dicen que es marica!
Y
se quejarán de lo poco que las usan sus maridos
¡como
me descuide me voy al otro barrio virgen y mártir!
Y
suspirarán profundamente emocionadas.
Y
se embriagarán con el intenso aroma de rosas y claveles
y
de lirios y crisantemos que enajenan los sentidos.
Mañana
en Afganistán seguirán hablando de paz
las
terroríficas bombas que el imperio
arroja
contra los infieles.
Y
seguirán muriendo personas indefensas
pero
allí ya no queda tiempo
para
tener miedo.
Ni
siquiera queda tiempo
para
velar a todos los muertos
ni
tampoco quedan flores que llevar a sus tumbas.
Sólo
las bombas florecen
en
los campos de la guerra.
Sólo
la destrucción y el horror
se
recolecta a su paso.
Pero
aquí, en Occidente,
no
se escucharán los gritos de dolor
ni
se notará el terror, ni la devastación, ni el hambre...
que
tantos ciudadanos del mundo sufren.
¡Queda
tan lejos Oriente...,!
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Qué
gusto que da
escuchar
a los ladrones
gritando
libremente
¡¡Que
somos españoles!!
De mi colección particular de “pegatinas”
CORBATA
ROJA, CHAQUETA AZUL
Una palabra rojiza
un señor locuaz y escriba.
A una palabra azulada
le acompaña una balada.
Un señor corbata roja
y un señor chalet de forja
si un hombre pide trabajo
y acaso fuera más rojo, ¡al
carajo!
Un señor chaqueta azul
con negocio en Estambul
si un hombre llama a su puerta
y acaso le pide pan, ¡a la
mierda!
Un señor corbata azul
flechas y yugo de emblema
y un señor chaqueta roja
en la solapa una rosa
¿dónde está la diferencia?
Dibujo: elaboración propia
Fuentes
Libros
-Francisco Atanasio Hernández. El Conductor de Ciegos pone su escuela en Moncloa.
-Francisco Atanasio Hernández. La Alcancía de sueños (poemario)
-Francisco Atanasio Hernández. Teresa Casta Amedias (conjunto de 11 relatos cortos y algunos poemas).
-Francisco Atanasio Hernández. Alumbres algunas historias pendientes.
Documentos
-Francisco Atanasio Hernández. Del Conductor de Ciegos a la Mula Francis.
Adhesivos
-Francisco Atanasio Hernández. De mi colección particular.
Dibujos
-Francisco Atanasio Hernández.
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