Aunque sólo queda en pie el molino del
Tío Paco el del Garabito, se sabe que hubo otros dos más en el pueblo, uno
desaparecido y el otro casi destruido.
El molino espartero en principio,
estuvo dedicado a la molienda de cereales, que fue el origen de los molinos de
viento, y posteriormente es posible que fuera adaptado para picar esparto.
El molino desaparecido, es el molino
del Rango o de Salud, que estaba ubicado donde hoy están construidos los chalet
y dúplex de La Hoya.
El molino de “La Señorita”, está casi
destruido en su totalidad y se levantó unos doscientos metros más al Este del
molino espartero, en las estribaciones del monte del Tío Gil, al lado de las
“Casas de la Señorita“.
Molino de Perico el Garrabinero en primer lugar y el de Paco el del Garabito al fondo. Foto: Fº. Atanasio Hernández
Molino de Perico el Garrabinero en primer lugar y el de Paco el del Garabito al fondo. Foto: Fº. Atanasio Hernández
Breve
historia.
Rodeado de chumberas y rocas, el molino, hoy conocido como molino espartero, ha
sido durante muchas generaciones un lugar de juegos diversos para los
chiquillos, y muy en especial para los residentes en el Zaraíche, para los que
sin duda, se trata de un lugar muy querido. Entre aquel molino y aquellas
palas, muchos chiquillos empezaron su “aprendizaje” de hombres mayores de su
época, fumando en círculo como los indios los “Celtas Cortos” y los “Ideales”,
que alguno de ellos le birlaba a su padre.
En aquellos tiempos, los críos conocían muy poco las
andanzas caballerescas de D. Quijote y Sancho Panza, en torno a los molinos de
viento, así que, gracias a la poderosa imaginación infantil, por aquel molino
pasaron los indios Pies Negros, los Apaches, los Comanches, los Yanquis, Billy
el Niño, Joaquín Murrieta, Zapata, Pancho Villa, y tantos otros personajes
legendarios llevados a las pantallas del cine y admirados y jaleados por los
chiquillos.
Sin embargo, en esta época de salvaje economía global,
en los que lo que más importa no es el hombre, no es el ser humano, sino el
máximo beneficio económico, en el menor tiempo posible, no es de extrañar que
haya personas e instituciones que dejen que se pudran o se caigan de viejas
algunas de las cosas que tienen un valor meramente cultural y/o sentimental, y
en el caso de los molinos de viento, nada más ilustrativo que lo que he
mencionado anteriormente. Por lo tanto, en este contexto es extraño también
encontrar gente dispuesta a defender uno de los más maravillosos ingenios
mecánicos de nuestros antepasados, que supieron aprovechar la energía eólica
por medio de la construcción de los gigantes imaginarios de “El Quijote de La
Mancha”, de nuestro entrañable Miguel de Cervantes.
Tampoco se
puede olvidar, que las entrañas del montículo sobre el que se levantó el
molino, albergaron a numerosas familias que en principio carecían de medios
para guarecer a los suyos en una vivienda digna, por lo que desde que la
memoria me alcanza, e incluso desde mucho antes, según testimonios de personas
mayores, y algún periódico de la época, al menos desde el primer cuarto del
siglo 20, siempre hubo muchas familias habitando su cueva-vivienda en las
laderas del montículo. En 1956 había unas 40 personas viviendo en ellas
repartidas en varios grupos familiares.
Por último no quiero dejar de decir que esos viejos y
destartalados edificios de los molinos de viento, entre cuyas ruinas se guardan
tantos y tantos recuerdos inolvidables de juegos y travesuras infantiles, es
preciso conservarlos y protegerlos.
Antigüedad de los molinos.
El molino más antiguo. He leído muchas cosas sobre los molinos
de viento en general y en mis investigaciones sobre los de Alumbres en
particular, me ha llevado a constatar que ya en la mitad del siglo XVIII había
en la Diputación de Alumbres 3 molinos, de manera que la noticia más antigua
que tengo de ellos es de un acta de 1738 que dice así “Viose en este Ayuntamiento un memorial de Sebastián Muñoz vecino de
esta ciudad y morador en los Alumbres, en que pide se le autorice fabricar un
molino de viento harinero. El escrito nombra las peñas con que linda por
levante con el camino de Porman, por maestral con tierras de Miguel Callejas,
por poniente con Casa de Josepha Rodríguez, por medio día con casas de
Francisco Díaz y Martín Hernández. Entendido que resta acuerdo por el que D.
Pedro Rosique reconozca dicho campo y informe siendo de perjuicio la libranza
que solicita.”
Este Sr., aunque propietario, parece que no residía en
Alumbres, al igual que otros tantos propietarios de tierras y otros bienes de
la época.
"Casas de la Señorita" y lo que queda del molino de Perico el Garrabinero. Foto: Fº. Atanasio Hernández
Parece que la descripción de estas tierras concuerda
con las del molino del que según Carlos Galiana se denominó de Perico el
Garrabinero y que nosotros conocemos como molino de La Señorita, y por los
datos que se tienen es el más antiguo de los tres.
Lo que queda del molino de Perico el Garrabinero. Foto: Fº. Atanasio Hernández
El segundo molino harinero que se encuentra en el censo de 1761 es
el que Juan Bautista Antón tiene en sus tierras de Alumbres, que le producen 40
arrobas de harina de trigo y que importan 240 reales de vellón al año. Este
Juan Bautista es escribano y aunque no queda claro, parece que no reside en
Alumbres y lo más lógico es que lo hiciera en Cartagena o en la diputación de
San Antón donde tiene varias propiedades, y además obtiene otras rentas
procedentes de diversas tierras y casas arrendadas en Cartagena y en otras
diputaciones de su término.
Éste parece ser el que los alumbreños de mi generación
denominamos con toda simplicidad, el molino. Sobre el molino espartero de
Alumbres, Carlos Romero Galiana, que además de médico fue un enamorado de los
molinos de viento, le llama Molino de
Paco el del Garabito y dice que “Es
el único molino espartero del que tiene referencia. La única referencia que
tengo de él es por tradición oral facilitada por un antiguo cliente de muy
avanzada edad. Me contaba que su padre le habló en repetidas ocasiones, que el
tío Paco el molinero, salía por el pueblo a vender el esparto picado por el
molino en un carrito tirado por dos perros: el Moro y el Garabito.”
Molino de Paco el del Garabito y una parte del Zaraiche actual. Foto: Fº. Atanasio Hernández
En ningún caso he encontrado referencia alguna a
actividad que no sea moler harina, en cualquiera de los tres molinos de viento
de la Diputación de Alumbres. Sin embargo, Carlos Romero Galiana, que fue un
experto en la materia, dice que “Podemos
suponer que este molino, primitivamente harinero, sería transformado con
posterioridad en un molino de batanes para picar esparto. El único dato
objetivo que poseo para suponer ese cambio, es que en la cara interna de la
torre no aparecen los mechinales correspondientes a los dos marranos.”
Por el mismo censo de 1761 sé que en la Diputación
había entonces un tercer molino harinero ubicado
en tierras propias a nombre de Juan Barcelona que producía 48 arrobas de
harina, e importaban en arrendamiento 288 reales de vellón al año. Este señor,
además, tenía propiedades en El Lentiscar (casas y tierras de secano y regadío)
y finca en Los Camachos. Todos los datos que poseo indican que este molino
estaba situado en Los Mulas.
Lo que queda de un molino en Los Mulas. Foto: Fº. Atanasio Hernández
En el siglo XVIII la propiedad estaba en manos de unos
pocos y los propietarios acostumbraban a poner sus tierras, casas, molinos y
otros bienes en alquiler, por lo que se sabe que los tres molinos mencionados
estaban arrendados, y aunque se conocía a los propietarios, no se sabe quiénes
eran los arrendatarios.
Para terminar quiero aclarar que la función inicial de
los molinos es la de moler harina, y que el molino del Rango, que es el
desaparecido, era de extracción de agua, y según los expertos, los molinos más
antiguos de esta clase empiezan a hacer su aparición a mediados del siglo XIX,
por lo que muchos de ellos se construyen ya metidos en el siglo XX, así que el
único desaparecido en Alumbres hasta ahora resulta ser el de menos antigüedad.
Fuentes
Libros
-Carlos Romero Galiana. Antología de los molinos de viento
-Ginés García Martínez. El molino de viento de Cartagena.
-Cándido Román Cervantes. El comercio de granos y la política de abastos de la ciudad.
-Juan Antonio Gómez Vizcaíno. Pueblos de Cartagena.
-Catalina Aguera Paredes. Rehabilitación del molino de viento en la Diputación rural de Santa Ana.
-Francisco Atanasio Hernández. Alumbres en el siglo XX.
-Francisco Atanasio Hernández. Retazos de la Historia de Alumbres.
-Juan Ros y Pedro Pérez. Cosas de Alumbres
Documentos
-Actas del cabildo.
-Molinos de viento de la Región de Murcia.
-Padrones de Cartagena y sus diputaciones.
-Tabla según Catastro de Ensenada.
-Estadística de los molinos de viento.
Prensa
-La Opinión de Cartagena.
-El Noticiero.
Fotos
-Francisco Atanasio Hernández.
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