Yo canto la
diferencia
que hay de lo
cierto a lo falso,
de lo contrario,
no canto.
- Violeta Parra -
Reconozco que soy lo que se suele
calificar como políticamente incorrecto y potencialmente diferente a muchísimos
mortales, porque no soy “cliente” de nada ni de nadie, y ese factor es un
importante inconveniente en este circo en el que los que mandan a todos los
niveles de la sociedad, los políticos, pueden darte alguna recompensa si les
doras la píldora, pero si no estás con ellos o criticas sus inconsecuentes actos,
lo más seguro es que echen sobre ti, rayos, truenos, algún que otro dóberman, y
todos los elementos dañinos que encuentren a su alcance.
Dibujo: Francisco
Atanasio Hernández
De hecho, muchos conocidos de los que se
declaran de derechas me consideran un enemigo de la patria, esa patria que
permite a los corruptos que desvalijen las arcas del Estado, mientras cientos
de miles de ciudadanos pasan necesidades, a la vez que la mayoría de los que se
llaman de izquierdas, que es con los que más me he relacionado en mi vida, me
tratan con cierta indiferencia y desconfianza y ya no me consideran el íntimo amigo
antifascista de otros tiempos. Es una pena, pero así son los de una y otra
orilla. Así que me suelo encontrar entre dos fuegos, y aunque siempre hay
alguna excepción que rompe la regla, en general, no ser “cliente” de ninguna
opción política, supone en la práctica, que unos y otros, empleen sobre mí la
muy poco democrática e intolerante máxima conocida “Quien no está conmigo está
contra mí”. Ese es el riesgo que tenemos que correr los que defendemos nuestras
propias ideas y la libertad sin tapujos y sin miedo a equivocarnos.
Por eso, no es de extrañar, que entre
los que se dedican a la política en Alumbres en general, no les haga mucha gracia
mis escritos, porque en más ocasiones de las que ellos desean, les destapo sus
miserias cuando les recuerdo sus incoherencias y el abandono sistemático de sus
obligaciones, así como el “olvido” de las reivindicaciones que exigían cuando
eran oposición y que aparcan sin ruborizarse en el rincón más escondido cuando
les toca gobernar.
La "Hora de los Bueyes" es un poema de mi cosecha que escribí en 1996, y creo que expresa con claridad la degradación mencionada.
ES
LA HORA DE LOS BUEYES
Llegaron las horas del
sosiego y de la paz
y las noches se plagaron
de relucientes estrellas
para los noctámbulos y
los bohemios.
Eran los días del
silencio de los campos
y en sus tardes
germinaron amapolas
que esculpieron el
paisaje de colores indecisos.
Fueron los años del
preclaro despertar
y un ramillete de rosas
y de lilas
poseyeron a la diosa de
los sueños.
¡¡ Ya no se
llevan los yugos
es
la hora de los bueyes!!
Llegaron las horas de
abolir el miedo
y un furioso torbellino
de ansiedades
demandaba por las calles
su inquietud.
Eran los días de la
templanza y el ocio
y un vendaval de
incontenibles pasiones
destronaba impudoroso la
moral de las costumbres.
Fueron los años de
entronar las libertades
y un inefable cortejo de
fanfarrias y arlequines
despidió a los ideales
en su última morada.
¡¡ Ya no se
llevan los yugos
dejad
que salgan los mansos!!
Muchas veces caí al vacío, pero otras tantas
saqué de mi chistera el espíritu deportivo que siempre va conmigo para
levantarme. El espíritu deportivo, es sobre todo energía vital y nunca se da
por vencido.
No obstante, en numerosas ocasiones,
sufrí importantes y desagradables amenazas a mi integridad, física y psíquica, en
general, procedentes de gentes cercanas a mí, falsos amigos, políticos,
sindicalistas, fanáticos religiosos, algunos familiares, y otros, que se proclaman
aficionados al deporte, todos tienen un factor común que les une, y es que en
general se creen que siempre llevan razón en todo, nunca dejan margen a la
duda, por lo que no toleran que otro piense diferente y encima les exija que
cumplan con su cometido de servir a la sociedad y no servirse de ella. Estos
elementos son muy dañinos, porque están especializados en crear intrigas, y en
“matarte” simbólicamente, si no de obra, sí de palabra, y es que tu espíritu libre
les molesta sobremanera.
Entre esta jauría, hay un tipo de gente
que se cree más pillo que el hambre (aclaro, no es lo mismo pillo que
inteligente, el primero es un personaje que vive de las “jugarretas” que le hace a otros, que llama amigos,
hermanos y/o compañeros empalagosamente, mientras que el inteligente es una
persona admirable con una capacidad intelectiva especial), y si te haces el
tonto, es decir, haces como que no ves nada, o no te enteras, te califican de
idiota y te dan por muerto entre ellos, que son muy vivos y actúan como si
fuesen capaces de utilizarte con su “desmesurada inteligencia”, aunque en realidad,
muchos, son casi analfabetos y el único diploma del que pueden presumir es el
de lameculos.
Todos
los oportunistas, por lo general,
confunden
bondad con estupidez
y
actúan en consecuencia con su naturaleza.
(es muy común en la farándula de los manipuladores)
Lo cierto, es que mucha gente no sabe
dar un paso si no es aprovechándose del trabajo y del esfuerzo de los demás,
especialmente de esos que llaman idiotas, pero que sin ellos, son como un ciego abandonado en un bosque desconocido. Es
el signo de los tiempos que corren, unos sufren y trabajan y otros se
aprovechan de su esfuerzo.
Lo peor de estos individuos no es su
patético comportamiento, que puede ser más o menos insultantemente, grosero y agresivo,
sino la cantidad de palmeros que se agrupan a su alrededor jaleándolos y
reclamando sangre, no les importa de quién sea, quieren sangre, como en los
toros, los espectadores quieren sangre.
Dibujo: Francisco
Atanasio Hernández
En los primeros años de esta etapa
democrática, la mayoría de los politiquillos y sindicalistas modernos idolatraban
e imitaban a Felipe González y Alfonso Guerra, según mi opinión, los políticos
españoles más mentirosos, los más embaucadores y los que más daño le han
causado a la democracia, por lo que si tenías ideas contrarias a los que
manipulaban en las fabricas y centros de trabajo, no podías exteriorizarlas, a
menos que no tuvieras inconveniente en exponerte a una oleada de intrigas y
atentados, en los que no solo te jugabas tu reputación, y lo que representabas,
sino también tu físico y tu puesto de trabajo, porque no tenían ningún
escrúpulo en agredirte impunemente, y propiciar tu despido después de
desprestigiarte, y luego, algunos de ellos, iban a misa a pedirle crédito a
Dios, para continuar haciendo daño en sus cruzadas particulares.
Cuando
se carece de dignidad
los
escrúpulos brillan por su ausencia.
(muy propio de manipuladores y oportunistas)
El mobbing era la actividad favorita de muchos
de los sindicalistas y políticos progres, de aquellos primeros años supuestamente
“democráticos”, y lo practicaban con inquisitorial ensañamiento con los pocos
que no nos sometíamos a su dictado.
Esos individuos son muy peligrosos, como
personas son muy malas personas, por muchas misas que escuchen, y como
sindicalistas, lo más parecido a un mafioso con oficio, nunca dan la cara,
siempre están escondidos detrás del nombre de una organización social, de una
pancarta, de un cargo público, y de individuos manipulables, menos reflexivos y
que les deben favores, aprovechando el poder y las influencias que detentan en
cada momento.
En muy poco tiempo
disponían a su voluntad de uno o varios descerebrados bien manipulados
convertidos en sicarios, cuya labor principal era la de amedrentar a quienes no
aceptaban los planteamientos de los guardianes del redil, con los que no había
límites en los medios a emplear para conseguir sus objetivos, pues no te
amenazaban en vano.
En la actualidad, además, los utilizan
en las redes sociales para intimidarte, difamarte, o mejorar la imagen de algún
que otro cacique de la nueva hornada, y lo hacen camuflados en falsas
identidades, organizados en grupitos y/o “manadas” para que la víctima no tenga
opción y se cumpla el terrorífico objetivo previsto. Es el signo de los tiempos
que corren, la miseria humana más abyecta.
Muchas veces quedabas “tocado”, y algunos “amigos” y conocidos se alejaban de ti para abrazarse a tus verdugos. La
especie humana da esos bandazos con mucha frecuencia, pues en su escala de
valores se acerca a uno según el poder que tiene, y si el que tiene más poder
decide aislarte de los demás, solo tiene que ofrecer lo que tú no puedes dar.
Todos los que en nuestra vida hemos
hecho alarde de nuestras diferencias respecto a la gran masa, hemos tenido que
hacer equilibrios caminando por el filo de la navaja, porque en general, la
sociedad no acepta las diferencias, sobre todo, aquellas que se refieren a los
principios morales que nadie cumple. Por supuesto, no todo el mundo es
corrupto, pero la gente en general prefiere apoyar a un tipo podrido que
detente poder e influencias, antes que a alguien que le prometa honradez y
sinceridad, y es que “con la honradez y la sinceridad no se come”, según me
dijo un día un representante sindical liberado, que consiguió sacarle
sustancial provecho a su filosofía hace muchos años, y de cuyo nombre no me
quiero acordar.
De una u otra forma, muchas veces me
dieron por muerto, porque me asestaron un golpe bajo difícil de encajar sin
derrumbarme definitivamente, o me dieron una puñalada trapera impregnada de
mortal veneno, sin embargo, hasta ahora siempre recuperé la verticalidad y la
orientación de mis pasos, seguramente porque estoy acostumbrado a los judas y a
sus golpes traicioneros, y conozco el mejor antídoto, pues tengo muy claro qué
es lo que no quiero.
De una u otra manera, siempre he
tenido algunas intrigas y retos que superar, este último año también, y espero
que en el futuro, disponga de fuerzas suficientes para seguir haciendo frente a
la adversidad, y transformar todo lo negativo que algunos me dedican, en
energía positiva que me permita luchar por mis convicciones y hacer lo que me
gusta a pesar de todos los inconvenientes.
Fuentes
-Francisco Atanasio Hernández. Artículo de opinión basado en la experiencia personal.
Poema
-Francisco Atanasio Hernández. Es la hora de los bueyes.
Dibujos
-Francisco Atanasio Hernández.
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