La libertad, es algo demasiado importante y necesario para un ciudadano democrático como para dejarla en manos exclusivamente ajenas.
Por eso, es necesario e imprescindible, que tanto las administraciones públicas como los medios de comunicación y los ciudadanos de a pie, controlemos la actividad de las organizaciones políticas y populares que se nutren del erario público.
El caciquismo en España es una epidemia que de una u otra forma se ha mantenido incólume al paso del tiempo, nada más ilustrativo que los innumerables casos de corrupción acaecidos desde la implantación de la democracia, sin olvidar los que no han salido a la luz, aunque hay que decir que los tiempos han cambiado las formas de manifestarse.
Como es natural, muchas de sus características más llamativas, como son las formas de dominación de los ciudadanos, se siguen manifestando, aunque más sofisticadas, especialmente en los pueblos como Alumbres, donde tradicionalmente han encontrado discípulos que no tienen nada que envidiar a los antiguos caciques de tiempos dictatoriales.
Sus ansias de poder y de dominarlo todo, el desmesurado interés por ocupar puestos, la acumulación de cargos, la larga permanencia en los puestos de dirección, los obstáculos que ponen para impedir ser sustituidos, el clientelismo a cambio del voto y favores múltiples, etc., etc.,. Si en estas personas no prevaleciera un interés personal no llevarían a votar a personas discapacitadas y enfermas en días desapacibles.
Hasta ahora he escrito muchas cosas sobre el caciquismo y los caciques, y dispongo de muchos documentos relacionados con el tema, tanto de épocas pasadas como del presente, y como no puedo olvidar que en estos tiempos, supuestamente modernos y democráticos, muchas asociaciones, y/o grupos sociales siguen utilizando métodos que recuerdan los sistemas de gobierno del caciquismo, vuelvo a tratar el tema porque me parece muy interesante, sobre todo cuando se dispone de un ejemplo tan aleccionador como el del artículo escrito por un vecino de Alumbres y publicado en el periódico El Porvenir en 1923 que transcribo a continuación.
Según la información extraoficial que obra en mi poder, en las últimas elecciones realizadas en Alumbres el pasado 22 de septiembre, se dieron cita dos candidaturas, una encabezada por la misma persona que en 2013 tuvo que dimitir por haber ampliado su mandato un año más sin razón que lo justifique, se presentó fuera de plazo pero se aceptó su participación, y curiosamente esa fue la que ganó con 22 votos, la otra obtuvo 16, es decir, votaron 38 personas de una asociación que aglutina a tan solo 67 socios, y sin embargo el Ayuntamiento los reconoce como representantes de los 2000 vecinos del pueblo, y por ello reciben las subvenciones pertinentes. La Junta vecinal tampoco representa a los vecinos, puesto que la Junta es elegida entre los representantes de los partidos más votados de la población, pero unos y otros se presentan ante los ciudadanos del pueblo con todo boato como autoridades, y tanto el Ayuntamiento como los partidos políticos los respaldan sin el más mínimo pudor.
Por la misma razón que un partido político cualquiera, PSOE, PP, PODEMOS, Cs, etc., ni representa a todos los Cartageneros, ni a todos los ciudadanos de un pueblo cualquiera, porque son entes privadas, las Asociaciones de Vecinos y las Juntas Vecinales tampoco deberían de representar a todos los vecinos de la población, porque además, son vestigios de un indeseable pasado interrelacionado, caciquismo y dictadura, y que por lo visto a los poderes públicos les interesa mantener a toda costa.
Abundando en el tema, las Juntas Vecinales (desaparecidas en la transición y reimplantadas a mediados de la década de 1990), y las AA.VV. actuales, surgieron en la década de los 60, durante la dictadura franquista, con el fin de que siguieran mangoneando los fieles de la dictadura, como es el caso del cacique alumbreño Antonio Pérez, que fue el primer Alcalde pedáneo de Alumbres en los años 60 y también el primer Presidente de la A.VV. en 1970, además de otros importantes cargos, nada despreciables.
En algunos lugares se da la circunstancia de que algunos personajes u organizaciones más importantes, hacen labores de conseguidores de recursos, con todo lo que supone para la dependencia de quienes se sienten favorecidos.
El artículo transcrito más arriba, es el
ejemplo más claro de que en Alumbres existió y fue cuestionado el caciquismo
alienante hace más de un siglo, pero curiosamente en tiempos de la dictadura de
Primo de Rivera, se podían denunciar los abusos de los caciques abiertamente,
sin temor a represalias, sin embargo en la actualidad si calificas así a
alguien del pueblo que tú consideras que actúa como un cacique, te expones a
que te pongan una denuncia en los juzgados o en la Guardia Civil, por supuestos
insultos y en “defensa del honor”, y eso sin acusarlos de delitos, que si los
acusaras, no te digo ya. Ellos tienen derecho y libertad para actuar como les
plazca, pero tú no puedes utilizar tus derechos constitucionales y opinar al
respecto.
Siempre hay alguien ambicioso que en una comunidad ostenta numerosos cargos, pero no permite que nadie utilice la palabra cacique para definir su actividad dentro del colectivo, y eso es lo que alguien ha intentado sin éxito conmigo, que yo no volviera a pronunciarla, y la verdad, es difícil de entender en una democracia ese comportamiento reaccionario, en personas que ocupan cargos públicos en representación de organizaciones llamadas de izquierdas, aunque también tengo que decir que el intento de impedirme la utilización de ese término es una prueba más de que los ciudadanos hemos perdido derechos respecto a épocas anteriores, y que algunos de los nuevos políticos, amparados por sus podridos partidos y sus “virtuosos correligionarios”, cuando se ven señalados acuden inmediatamente a los juzgados o a los familiares del cuerpo, para que les echen una mano y coarten la libertad de expresión consagrada en nuestra constitución, intimidando a quienes se atreven a cuestionar sus actividades, así ellos pueden seguir actuando sin control alguno.
En el sinsentido de épocas de caciquismo, éste, siempre ha ido acompañando a los períodos de mayor perversión de la historia de España, como lo fueron el largo período antidemocrático instaurado por Cánovas del Castillo y Sagasta, y por supuesto el franquismo, en las que la corrupción era una de las señas de identidad más característica y relevante del sistema, por lo que encontrábamos en la cabeza de todas las organizaciones del pueblo a los personajes con más poder económico de la comunidad, empresarios y terratenientes, que tenían a su alrededor un número determinado de palmeros y alcahuetes, que se encargaban de tener informados de todo cuanto sucedía a los “amos” del pueblo, para mantener sometidos bajo su yugo al resto de la población, a cambio, recibían favores personales y alguna que otra distinción, entre ellos nunca faltaba el médico y el cura.
En la actualidad se puede observar que
muchos de los “insustituibles” que copan todas las organizaciones de los pueblos
mantienen relaciones políticas, sociales, religiosas y familiares muy
estrechas, y que finalmente conforman una red clientelar con intereses comunes
y por esa razón se encumbran, apoyan y respaldan sin dudarlo, en todo lo que
suponga el ejercicio de su mandato, y si alguien se atreve a pedir información de la
actividad, o que se cumplan las normas democráticas, y cuestiona alguno, o la
mayoría de sus actos, se expone a ser aislado de los demás y tildado de
exigente o extremista, acompañado de una campaña inquisitorial de
descalificaciones, propia de otros sistemas políticos dictatoriales, y además, de inmediato
intentarán cerrarte la boca como sea, utilizando todas las influencias y
artimañas posibles.
Por último, quiero acabar con un par de
tercetos de un largo poema de nuestro admirable literato D. Francisco de
Quevedo y Villegas, nada más y nada menos que de hace 4 siglos.
No
he de callar, por más que con el dedo,
ya
tocando la boca o ya la frente,
silencio avises o amenaces miedo.
¿No
ha de haber un espíritu valiente?
¿Siempre
hay que sentir lo que se dice?
¿Nunca
hay que decir lo que se siente?
-Francisco Atanasio Hernández. Lo que me quedó en Alumbres en el siglo XX.
-Francisco Atanasio Hernández. Retazos de la Historia de Alumbres.
-Francisco Atanasio Hernández. Alumbres algunas historias pendientes.
Prensa
-El Porvenir
-Cartagena Nueva
Documentos
-Archivo Municipal de Cartagena. Actas Municipales de Cartagena.
-Acta fundacional de la A.VV. de Alumbres.
-Resultado de las últimas elecciones Municipales.
-Archivo particular del proceso de destitución del Presidente de la A.VV. de Alumbres Fulgencio Reverte.
-Ley de Régimen Local de 1964.
Caricaturas
-El Roto
Fotos antiguas de Alumbres
-Francisco Atanasio Hernández. Archivo particular de Alumbres- autor desconocido.
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