Es evidente que el mundo está sufriendo un profundo cambio promovido por el Imperio Yanqui, y que Europa, está atravesando por una especie de transición hacia un sistema político diametralmente diferente al que hasta hace poco lo caracterizaba, de hecho, no es casualidad que la Unión Europea, en construcción todavía, huela ya a rancio conservadurismo, difícil de controlar por la sociedad.
Europa, con su participación en la guerra de Ucrania ha perdido su identidad democrática, pero sobre todo su dignidad de mundo libre, y parece como si no hubiera en todo el continente un solo pensador independiente que ofrezca a la sociedad un análisis riguroso del futuro que nos espera, sólo se escucha a supuestos pensadores, que se autoproclaman politólogos o algo parecido, pero que únicamente son mercenarios de los gobiernos interesados en que la mentira siga adelante.
La prensa en general y la pública en particular, solo tienen un discurso, alimentar la guerra de Rusia en Ucrania y para ello ponen de contertulios en las televisiones solamente a periodistas que fomenten la guerra, y además mandan armas para que el conflicto dure mucho y que la deuda de Ucrania sea impagable, mientras hacen de Zelenski un mandatario ideal, a pesar de que existen numerosas evidencias antidemocráticas en su haber, tanto del pasado como del presente, y al que parece no importarle el sufrimiento de su pueblo, porque sólo le interesa la guerra, pues desde el principio del conflicto no ha parado de pedir armas.
Por si fuera poco, los ciudadanos venimos padeciendo impunemente, el atraco sistemático de las eléctricas desde antes de la Navidad de 2020, el precio de la gasolina ha crecido de forma alarmante, por lo que la carestía de la vida está desbocada y ha destrozado las economías más frágiles, que “disfrutaron” de un minúsculo incremento salarial en los convenios colectivos, por otro lado, las garantías constitucionales hacen aguas por todos sus poros, porque Europa en general y España en particular, ha impuesto “la ley del silencio” en la prensa y en las redes, para todas las opiniones y publicaciones que no estén en la órbita de lo que manda la OTAN, y mientras tanto, a nuestros mandatarios les da igual que las condiciones de vida de los ciudadanos europeos y españoles se degraden y empobrezcan día a día, a ellos sólo les interesa obedecer, así entienden la soberanía de Europa y de España.
El mundo occidental que hasta ahora se consideraba el más civilizado, el más humano, el más democrático, se está mostrando al mundo como el menos respetuoso con los derechos humanos, el más autoritario, y el más cruel y salvaje.
En nuestro país, el Gobierno y sus socios, convertidos en simples títeres del Imperio americano, cada día nos sorprenden con una actitud típicamente autoritaria, un día nos desayunamos con que han vendido el Sahara Occidental a Marruecos, y otro cenamos con la noticia de que el CNI ha estado investigando a innumerables ciudadanos como si fuesen delincuentes, entre ellos a políticos, muchos nacionalistas, y sobrevuela la sombra de la sospecha de que, si en las redes sociales, han bloqueado y siguen bloqueando las opiniones de los ciudadanos distintas a la oficial, es de suponer que ningún ciudadano está libre de haber sido espiado desde las alcantarillas del Estado, que dicen democrático.
Y todo ello con un Gobierno que se autoproclama como "el Gobierno más progresista de la historia", pero que no mueve un dedo en favor de la paz, todo lo contrario se desviven por mandar armamento a Ucrania y satisfacer las ansias de sangre de Zelenski.
En materia deportiva, es incalificable el comportamiento de las organizaciones internacionales de occidente prohibiendo la participación de los deportistas rusos en todas las especialidades, fútbol, atletismo, tenis, etc., como en todo, siguiendo las órdenes de EEUU. Hay que recordar que en los Juegos Olímpicos de Berlin en 1936, con el racista y genocida Hitler en el poder, no se prohibió a nadie su participación, y los negros jugaron un papel importante, entre ellos Jesse Owens, el gran triunfador.
Durante la pandemia, el Gobierno español nos mantuvo encerrados bajo amenazas y represión a la mayoría de la sociedad, mientras la derecha y la ultraderecha campaban a sus anchas en concentraciones y manifestaciones en Madrid, eso sí, con autorización del Delegado del Gobierno entre otros.
Vulnerar la Constitución democrática por los poderes del Estado es muy fácil en un régimen autoritario, en una democracia es una aberración, pero en la española parece que todo vale.
Antes de tomar el poder y repartirse los sillones, el Gobierno prometió derogar la Ley Mordaza, La Reforma Laboral de Rajoy, iban a reformar la Constitución, etc., etc., pero todo terminó en mentira, sólo querían el poder, por eso después han hecho una reformita de la contrarreforma laboral de Rajoy, dejando actualizado lo peor de las leyes laborales. La Ley Mordaza un tanto de lo mismo, y para más vergüenza del estado de descomposición en que vivimos, el Consejo General del Poder Judicial lleva más de cuatro años en funciones, sin renovar, es decir, los jueces ocupando puestos que no les corresponden, haciendo trizas la Constitución, y por lo visto, no sólo no hay leyes para evitarlo, tampoco voluntad política de nadie para solucionar esta infamia antidemocrática.
El incumplimiento de las promesas electorales es una máxima en el PSOE desde los años 80 con Felipe González, que fue quien nos hizo tragar a la OTAN, después de llevar en su programa electoral el lema "De entrada NO a la OTAN", y desgraciadamente ese es el caldo de cultivo para que la ultraderecha avance, las mentiras de los que toman el poder en nombre de la izquierda, la frustración de la sociedad, pero parece que a los políticos de todos los colores, les importan poco los ciudadanos, y sólo se preocupan de sus cómodos y lucrativos escaños, luego están sus fieles seguidores que suelen utilizar el insulto, la descalificación y el aislamiento a todo aquel que se atreve a responsabilizar a sus grupos políticos y a sus jefes.
La educación democrática es una asignatura pendiente entre los políticos y los ciudadanos españoles, pero eso tampoco lo consideran importante y necesario nuestros gobernantes.
Por todo ello deduzco que, desde diversas instancias políticas, en lugar de tolerancia y respeto a las ideas diferentes, se fomenta la intolerancia y el fanatismo por intereses partidistas contrarios a los principios democráticos.
En definitiva, mi
percepción, es que Europa, se acerca cada día, un poco más, a posiciones
autoritarias que nada tienen que ver con la tradición democrática que la hizo
singular durante más de medio siglo.
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