Nunca
he sido hipócrita, ni lameculos, ni políticamente correcto, eso lo dejo para
los trepas, esos personajes a los que a todo le encuentran la parte positiva, incluso
a la esclavitud, es decir la que a ellos les puede dar buenos dividendos.
Pues bien, hoy tras la muerte de la Sr. Rita
Barberá, han ocurrido cosas que si en general se supiera lo que es la
vergüenza, la mayoría del país estaría más rojo que las franjas de la bandera
española que tanto idolatran algunos falsos patriotas.
Ni me alegro, ni me entristece su
muerte, sencillamente me es indiferente, a mí no me alimenta ningún sentimiento
la muerte de nadie.
No voy a sacar a relucir los deméritos
contraídos por la fallecida en su larga carrera política, pero curiosamente,
esos vende patrias que se lucraron estando a su sombra y que durante estos
últimos tiempos, le habían dado la espalda porque la justicia le había
encontrado asuntos relacionados con la corrupción, estos personajes de opereta,
estas malas personas, hoy, desfilaban delante de las cámaras de la TV del Nodo
y de otras cadenas supuestamente libres, despotricando de los que no le han
querido hacer honores manteniendo un minuto de silencio en el Parlamento.
Ha sido la decisión de un grupo político
tan respetable como la de los políticos corruptos, pero enseguida se ha abierto
la cacería contra los que no siguen el guión de los hipócritas, y a eso le
llaman vergüenza, muchos de los que no saben lo que es eso.
No soy ni de Podemos ni de ninguna otra
opción política, pero estoy harto ya de la manipulación que hace nuestra prensa
con la información de cada día.
Pero de qué honor habla alguna de esta
gentuza, acaso saben qué es el honor, qué es la honradez. Que me expliquen cuál
es el respeto que los corruptos tienen con la sociedad que les ha elegido para
gestionar sus recursos y les roban con todo descaro, porque saben que si los
pillan es posible que ni siquiera pisen la cárcel, sobre todo los aforados,
cuyas investigaciones se alargan durante años y décadas, y cuando se les juzga
han prescrito los delitos.
Expulsión de los mercaderes del templo. El Greco
Sí, la hipocresía de la sociedad
española carece de límites, pues tiene mucha sensibilidad según para qué cosas.
Hace unos días en Cartagena el Grupo Mongolia publicó un cartel ridiculizando a
Donald Trump y Hillary Clinton, y se montó la marimorena, manifestaciones, empujones,
insultos a los asistentes, denuncias en el juzgado, misa de desagravio, en fin,
como en los mejores tiempos del Nacional Catolicismo, y eso que Franco está
muerto.
Sin embargo a ninguno de esos ofendidos
ciudadanos les he oído decir una palabra, ni manifestarse públicamente, ni
acudir al juzgado, ni pedir la presencia del fiscal, ni siquiera la de un
Inspector de trabajo, porque una empresa de carácter nacional, PROMAN,
contratada por Defensa, mantiene a sus trabajadores sin pagar durante siete
meses.
Ni siquiera los esclavos fueron tratados
así, porque los esclavos por lo menos eran mantenidos por sus amos, pero en
plena democracia española una empresa se permite no pagar a sus trabajadores
durante siete meses y ninguna autoridad interviene, ni ninguno de los que dicen
defenderlos, y a ningún fanático de tantos iluminados que hay en Cartagena y en
este corrompido país se le pone la cara colorada.
Incluso es posible, que dentro de unos
días, los trabajadores que han estado sufriendo semejante atropello queden en
el limbo (según he oído decir en algunos centros de trabajo ya está
ocurriendo), porque Defensa, que sí ha estado pagando a la empresa estafadora
de los salarios, puede que contrate a otra empresa y no cuente con los
trabajadores actuales.
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