En los años 20 del siglo pasado, había
en Alumbres varios equipos de fútbol que rivalizaban entre sí por disponer del
conjunto de jugadores que más éxitos obtuviera y mejor representara al pueblo.
En este contexto hay que decir que por
entonces coexistían en Alumbres sociedades obreras, como la Envidiable y la
Sociedad de Fomento y Cultura Minerva, cada una de las cuales tenía su equipo de fútbol.
La Envidiable disponía de campo de
fútbol propio, al parecer de reducidas dimensiones, en La Hoya, en la Huerta
del Rango, justo en la zona donde hoy están Los Chalet, aunque parece que no
duró más de dos o tres años.
Fotos: Francisco Atanasio Hernández
Por otro lado la Sociedad de Fomento y
Cultura Minerva, fundada en 1924, construyó su propio campo de fútbol “El
Secante”, en el mismo lugar donde está desde hace ya más de 90 años, para que
pudiera entrenarse y disputar encuentros su equipo de fútbol, el Minerva F.C.
Sin embargo, tengo una duda, y es que no
he encontrado, ni documentos, ni testimonios que me aclaren en qué lugar del
pueblo disputaban sus partidos los equipos anteriores a los años 20, aunque
bien podrían ser en los mismos lugares mencionados, pues en los albores del
fútbol alumbreño, allá por 1909, los cronistas, aunque no mencionaban el lugar,
si que calificaban de “escasas dimensiones” el terreno donde se jugaban los
encuentros.
En la Huerta del Rango o de Salud estuvo
instalado un molino de extracción de agua, el menos antiguo de los tres que
hubo en el pueblo, y desapareció con la construcción del grupo de viviendas
conocidas como los Chalet.
Fotos: Francisco Atanasio Hernández
Antes de la construcción de los Chalet, La
Hoya era un pequeño grupo de viviendas situadas cerca de la vía del tren
Cartagena-La Unión, de hecho la estación de la FEVE, está a muy pocos metros
del lugar, y para cruzar los raíles había un paso a nivel, que hace años se
cambió de lugar y se puso al final del caserío en dirección a La Unión. Antes
el paso a nivel era con barreras igual que el del Portazgo, y los atendía la
misma persona poniendo cadenas que avisaban del paso inmediato del tren, en la
actualidad el paso a nivel está dotado de señales fijas, acústicas y luminosas.
Foto: Francisco Atanasio Hernández
Detrás de la estación del tren de la
FEVE destacan los restos de la mina Nuestra Señora de Las Mercedes, que entre
otras utilidades, fue usada para desalojar el agua de las galerías de otras
minas cercanas de la zona que frecuentemente se inundaban.
Foto: Francisco Atanasio Hernández
EL CRIMEN DE LA HOYA
Antonio
Martínez López vivía en La Hoya, y venía todos los días a la fuente pública de
agua del Taibilla, que había en la plaza del Colegio Nacional, a coger agua
para su familia, y a la vez llenaba una botella que siempre llevaba encima para
su consumo particular. Raramente se le veía hablar con alguien en el trayecto,
se limitaba a saludar y muy poco más, quizás por la desconfianza que albergaba
en su interior.
Según se
decía por el pueblo entonces, ese hombre había estado en la cárcel después de
la guerra, víctima de un chivatazo de
alguien que no lo quería bien, y que lo acusó de haber sido un sindicalista
durante la República, cuya acusación al parecer carecía de fundamento, pero
como los sicarios de Franco no se paraban a pensar si la acusación era cierta o
falsa, se limitaron a detenerlo y a practicarle violentas sesiones de suplicios
para conseguir, por la fuerza, una declaración de culpabilidad que justificara
su detención y encarcelamiento, y si bien, en ocasiones como ésta, no acababan
con la vida del acusado, podían terminar con sus facultades mentales
deterioradas, y al parecer, es esto último lo que le sucedió al hombre del
relato.
El día 1 de
agosto de 1959, a media mañana, estábamos algunos críos en el colegio de
Alumbres dando clases particulares con D. Miguel, maestro del centro, cuando se
escucharon las detonaciones de varios disparos que procedían de la zona de La
Hoya, todos los chiquillos alarmados nos levantamos de los asientos y fuimos a
amontonarnos en las ventanas, pero el maestro puso orden enseguida y nos hizo
volver a nuestro sitio, aunque él preocupado como todo el mundo, se fue de
clase a ver si podía enterarse de la causa de aquellos tremendos estampidos.
Mientras
tanto los críos comenzamos a especular, unos decían que eran los maquis, otros
que cazadores, otros que la guardia civil persiguiendo a unos delincuentes, etc.
Después se supo que aquel hombre, que todos los días iba a llenar su botella de
agua a la fuente pública de la plaza del colegio, en silencio, sin meterse con
nadie, había sido muerto a tiros por un guardia civil, que todos los días,
cuando pasaba por la puerta de su casa, acostumbraba a proferirle insultos
dedicados a él y a su familia, y aquel día, el hombre, más molesto que de
costumbre, hizo ademán de saltar el muro que separaba la vía y la carretera de
su vivienda, pero aquel benemérito parecía haber estado esperando una
oportunidad como aquella durante mucho tiempo, y sin pensárselo dos veces, le
disparó varios tiros hasta matarlo. Según la prensa, un disparo le dio en el
brazo y otros dos en el vientre.
En
el mes de marzo de 1960 se celebró un consejo de guerra contra el guardia civil
J.G.G., aunque por lo que se murmuró por el pueblo con leves consecuencias para
el guardia civil, pues fue trasladado a otro lugar.
El Noticiero 12-3-1960
Fuentes consultadas y/o utilizadas
Libros
-Francisco Atanasio Hernández. Alumbres en el siglo XX.
-Francisco Atanasio Hernández. Lo que me quedó de Alumbres en el siglo XX.
-Francisco Atanasio Hernández. Alumbres cien años de fútbol 1909-2009.
-Francisco Atanasio Hernández. Retazos de la historia de Alumbres.
Prensa
-El Noticiero.
Fotos
-Francisco Atanasio Hernández.
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