Curioso, los mismos dignatarios que critican
la censura en Rusia, la practican descarnadamente en Europa en general y en
España en particular, de manera que sólo nos ofrecen las opiniones e imágenes
que les interesa para influir en la sociedad.
Después de ver con qué descaro, tanto el
Presidente del Gobierno, como el alto representante de la Unión Europea,
proclaman en toda Europa la censura pura y dura de las opiniones y divulgaciones que no estén en sintonía con
sus ideas diseñadas por EE.UU, me pregunto donde están los principios de la democracia, entre ellos, la Libertad de Expresión
y de Prensa, y donde está la soberanía nacional y de Europa.
Además y sobre todo, habrá que preguntarse a qué tipo de régimen
nos quieren conducir, porque está claro que un régimen de libertades no es.
Quién podía esperar que una sociedad que
se declara democrática, como la Unión Europea, practicaría la censura más
infame contra todo aquél que piense distinto, en un tema tan controvertido como
la guerra en Ucrania, sobre todo cuando sabemos que se nos oculta mucha
información de lo que ha sucedido allí en los últimos años, además de que la
mayoría no sabemos si Ucrania es democracia o dictadura y quién es en realidad
y cómo ha gobernado el país el presidente Zelenski.
Siempre albergué un espíritu libre en mi
interior, y a veces, tuve que enfrentarme a peligrosas intrigas, algunas de las
cuales me llevaron a probar las ásperas y terroríficas garras de la Inquisición
en el Estado de la Corrupción, sarcásticamente llamado de Derecho y democrático.
Sé que no soy lo que se dice políticamente
correcto, pues temas escabrosos como éste son tabú para la mayoría de los que
escribimos algo más de cuatro renglones, pero es que, no le debo fidelidad a
ninguna firma, sólo respeto a quienes me respetan a mí y a mis opiniones, y como tampoco hago
campaña electoral para ningún partido político o sindicato, me muestro libre,
aunque sólo sea de pensamiento.
El sonetillo siguiente, que escribí hace mucho tiempo, sintetiza lo que pienso de la censura.
JUEZ, JURADO Y CARA DURA
Lo que más mola
en el arte
no es ser
prudente y sencillo
mola más el
monaguillo
que bendice a
Bonaparte.
Es más progre el
juez y parte
que un
progresista pardillo
que igual que a
Pepito Grillo
no se le cuenta
ni aparte.
Al sustrato y la
encomienda
del oficio de
censura
ya no hay dios
que los entienda.
Juez, jurado y
cara dura
mamporreros de
leyenda
príncipes de la
basura.
La censura se disfraza de múltiples formas
y maneras y a través de los tiempos, ha sido el arma más peligrosa y más usada
por los enemigos de la libertad, y para ello han utilizado infinidad de fachadas
y caretas, tras las que se esconden las miserias humanas más indescriptibles.
Hubo un tiempo en España, en que la
censura la ejercieron conjuntamente, el poder político y el espiritual encargado
de moralizar a la sociedad, es decir la Iglesia, y se fundó la Inquisición con
el beneplácito de la monarquía Católica, una maquinaria asesina para acallar
protestas y evitar la difusión de ideas distintas a las suyas, y necesariamente
creó la figura del jefe espiritual máximo, el Inquisidor General que era la
máxima autoridad del Estado en la materia, y si alguien era considerado por la
maquinaria censora un peligro para sus fines, entre los que figuraban los
religiosos, las costumbres, y por supuesto, los económicos, entonces se le
aplicaban suplicios hasta conseguir una confesión que justificara la quema
pública del sujeto en una hoguera, que venía a ser algo así como un adelanto
del infierno al que van los pecadores después de la muerte según la Iglesia,
aunque a veces, eran tales las torturas que le aplicaban a las personas
castigadas, que acababan muriendo en las oscuras y tenebrosas cámaras de
tortura que tenían para el efecto. Esa maquinaria de terror, además de fieles y
fanáticos espíritus domesticados, proporcionó también muchas riquezas, las
cuales, fueron las más de las veces, la verdadera razón de muchos de los
procesos inquisitoriales, adueñarse de las propiedades y riquezas del procesado,
de las que por supuesto nunca dieron cuenta y tampoco compartieron con los más
necesitados.
Después de varios siglos de ejecuciones
en nombre de Dios, la Inquisición se dulcificó en 1821 tras su abolición, pero como
lastre quedó el fanatismo adquirido por los fieles de todos los niveles de la
sociedad y la censura, por lo que se consideró imprescindible la figura del censor,
por cuyas manos era obligatorio que pasara todo tipo de escritos, con la idea
de que el filtro espiritual evitara el paso de ideas diferentes a las
costumbres inducidas durante siglos y que graciosamente difundió entre la
población, lo que se dio en llamar, la Santa Madre Iglesia. Luego, la prensa
clasista del XIX y también la posterior,
completaron la faena.
Las Provincias de Levante. Finales del siglo XIX
En tiempos de la dictadura franquista, fue
también la Iglesia quien colaboró abierta y decisivamente con el Estado autoritario
para imponer la censura, y nuestros mayores nos decían en casa bajando la voz,
“cuidado con lo que dices, aquí no se habla de política que las paredes oyen”
haciendo alusión a los muchos chivatos que esperaban cazar alguna imprudente palabra
del vecino que oliera a crítica del sistema, con la que poder ir a soplársela a
quienes se lo agradecerían de una u otra manera, directa o indirectamente. Los
chivatos entonces estaban muy bien vistos, al igual que la prensa que era Una,
Grande y Libre, aunque solamente dijeran lo que los censores querían difundir
desde las cloacas del Estado. Por eso, oficialmente, todos éramos Católicos,
Apostólicos y Romanos, y cualquiera decía que no lo era, porque pronto
conocería el infierno en la tierra.
En algunas fábricas y tajos, no tenían
suficiente con los chivatos y se infiltraban policías de la Brigada Político
Social como obreros, para asegurarse de que todo el mundo estaba controlado. El
silencio era tan espeso como la paz de los cementerios del sistema fascista.
Los trabajadores podían hablar de putas, de fútbol y poco más, pero de los
salarios de hambre, de la inexistencia de justicia, de la inexistencia de
libertad, de política, no se podía decir palabra alguna, porque “las paredes,
todas las paredes oyen”.
Sin embargo, desde los albores de la
democracia, ese ejército de funcionarios infiltrados en las filas obreras dejó
de tener sentido y desapareció por completo, porque su labor la empezaron a
realizar otros gratis, bueno gratis, gratis, no, puesto que a cambio, obtienen
numerosas prebendas personales, subvenciones del Estado y perdón por sus innumerables
corruptelas, hasta el punto de que muchos hicieron carrera profesional y
ascendieron a lo más alto del escalafón laboral sin coger un libro, porque
resucitaron a la antigua Inquisición acosando y persiguiendo a los rebeldes, a
los protestones, a los inconformistas, y a todos aquellos que no se sometían al
imperio de la “libertad vigilada” por los neoverticalistas.
En las concentraciones y manifestaciones
de la época felipista eran ellos, los pesebristas, entre los que cabe destacar
a los sindicalistas de los sindicatos mayoritarios, y los militantes de base de
los partidos afines, que a cambio obtenían el favor del Gobierno y la patronal,
los que aplicaban la censura, formando un “Cuerpo de Cancerberos” al que
llamaban “Servicio de Orden” y te
echaban de las manifestaciones violentamente si repartías en ellas proclamas
contrarias a sus ideas, o portabas una bandera republicana por ejemplo.
Curiosamente hoy, la mayoría de los que se declaran republicanos, o son
aquellos que te echaban a patadas si desplegabas una bandera republicana en sus
manifestaciones, o sus hijos y parientes más cercanos, y te dicen con toda naturalidad
que siempre fueron comunistas y republicanos, aunque nunca hayan sabido lo que
es el comunismo y la república y siempre hayan abominado de ellos. En las
fábricas se organizaban en “Comisiones de Limpieza de Imagen”, con las que
garantizaban que alguien que no fueran ellos difundiera entre los obreros, sus opiniones,
propuestas, carteles o panfletos.
Luego está la prensa, especialmente la
impresa y audiovisual (aunque alguna digital también lo practica con mucha
profesionalidad), aquella que en el franquismo era Una, Grande y Libre, nunca
dejó de existir, sólo transformó la fachada, y en su interior todavía luce con
todo su esplendor la censura, eso sí, disfrazada de mil maneras según la
editorial. Al principio del período democrático se justificaron imponiéndose
una llamada “autocensura”, que en realidad era la vuelta a la censura pura y
dura del franquismo, en la que no se libraban ni siquiera los artículos de
opinión, que cuando eran publicados, lo hacían “recortados convenientemente”
por el especialista manostijeras de la casa.
Dibujo: Francisco Atanasio Hernández
Además, como los medios de comunicación,
tanto los impresos como los audiovisuales, han ido cayendo, uno tras otro, en
manos de poderosas editoriales, conectadas entre sí por diferentes cordones
umbilicales, e íntimamente relacionadas con los partidos políticos con
aspiraciones de gobierno, que si en algo rivalizan no es en lo ideológico, o en
ofrecer información veraz y puntual, sino en ejercer el control de las
publicaciones bajo el principio de la “libertad de prensa”, es fácil comprender
por qué la mayoría de los temas de corrupción que sucedieron hace varios años,
te los presentan como un riguroso trabajo de investigación periodístico actual
¿No pudieron obtener y publicar la misma información oficial años antes?
Todavía sobreviven, alimentados por las
inconmensurables ubres del Estado democrático, periódicos y radios
totalitarios, típicamente franquistas, convertidos en panfletos
antidemocráticos legales, pero eso tampoco es motivo de turbación, para que los
órganos de dirección y control de la prensa nacional pierdan un solo segundo de
su comodísimo y lucrativo tiempo.
Unas veces se aferran al derecho de
libertad de prensa, y otras ni siquiera tienen en cuenta que hay un principio
natural en democracia que todos los medios deberían de respetar, y es el de la
no manipulación de las noticias, pues éste junto con el de la desinformación (es
decir, conocer la noticia pero no difundirla), es el medio que más utilizan en
la actualidad. Algunos, han llegado a manipular imágenes para crear un estado
de ánimo entre sus lectores y telespectadores.
Aquí entran entonces los criterios
periodísticos que cada medio emplea para darle importancia a unos temas y negar
la existencia de otros, aunque en la era de la informática se han sofisticado y
mucho, los métodos utilizados. Una forma de manipular la información y tender
el ascua a la sardina que interesa al poder fáctico, es el de poner el micro,
invitar a los estudios de televisión, o dedicarle páginas del periódico a
personas desacreditadas por su turbulento pasado, antidemocrático, corrupto,
caciquil, etc., mientras que se ocultan y/o censuran las críticas a éstas especies
protegidas, eso cuando no arremeten contra los críticos en defensa de su
protegido.
Dibujo: Francisco Atanasio Hernández
A la prensa hoy, le llaman el cuarto poder,
pero creo que quienes así la califican minimizan su importancia, pues según mi
opinión, es la que sube al pedestal a oscuros personajes, y la que pone y quita
gobiernos, la TV tiene un poder descomunal sobre la opinión de la gente en
general, y las redes difunden noticias fabricadas en las cloacas de la prensa y
los partidos políticos para mejorar la imagen de los que interesan y empeorar
la de sus rivales. Cómo se puede explicar si no, que los partidos más
corrompidos, que tanto por su número de imputados en casos de corrupción, como
por su negativa a legislar seriamente contra esta enfermedad, ya crónica de la
política española, así como por la categoría de los recortes a los derechos de
la sociedad, y su actitud ultra represiva ante la crítica social, se parecen más
a organizaciones criminales, que lo que deberían de ser, y sin embargo son los
que ganan las elecciones una y otra vez, en un país cada día más empobrecido y
menos democrático. Sí, habrá quien diga que es que la sociedad en general está
podrida, pero entonces tendríamos que concluir con que la democracia es un
sistema que ya no sirve para la sana convivencia de una sociedad plural.
Sin embargo, y muy a mi pesar, tengo que
decir que la sociedad imita todo lo malo que observa en los poderes públicos y
privados del lugar, y no podía quedarse al margen en el tema de la censura, por
lo que también utiliza diversos medios para expresar su intolerancia y
represión, contra los que considera las ovejas negras de la comunidad. Pensar
diferente es peligroso en una sociedad apegada a la tradición y cargada de
prejuicios, pero expresarlo públicamente mucho más, la masa social no perdona a
quienes pretenden distinguirse del redil, y lo censuran, lo marginan y lo
aíslan del resto para que no contamine, y llegado el caso lo crucifican por
atrevido.
No suelo hablar por hablar, casi siempre
me baso en experiencias, unas personales y otras observadas, por lo que puedo
asegurar que todo no se centra en la prensa, la sociedad hoy, dispone de
múltiples medios donde expresar su opinión, y en todos se palpa el temor a
manifestar clara y nítidamente la opinión personal, y es que, mientras unos nos
expresamos como mejor podemos, otros observan, vigilan y/o censuran, mientras
la masa social suele sumarse al carro de la mayoría.
Las redes hoy, ofrecen unas buenas
herramientas a la ciudadanía para poder comunicarse, sin embargo, mal utilizadas,
pueden suponer un medio más de censura y discriminación propios de ideas
totalitarias.
Vivimos una época de libertad vigilada y
controlada milimétricamente, y da igual si entras en facebook o no, si usas el
WhatsApp, el twitter, o si utilizas poco o mucho tu móvil, la tecnología actual
permite que los que nos vigilan sepan exactamente dónde nos encontramos cada
uno, cómo pensamos cada cual y a qué dedicamos nuestro tiempo libre, salvo
aquellas pocas personas, que por edad o formación, no utilizan ninguno de los
medios de comunicación que utilizamos la inmensa mayoría.
En los móviles se forman grupos de WhatsApp,
y twitter para comunicarse y no está mal, no tengo nada que objetar si se
utilizan para eso, como un medio de comunicación fácil y rápido, incluso como
entretenimiento y diversión de la gente, pero a veces se salta el listón de la
libertad y se penetra en un campo donde la bonita herramienta se transforma en
un horrible aparato de censura y distorsión de la realidad, usándola para
actividades antisociales, como acosar, torturar, discriminar o aislar a alguien,
y para poner a un grupo en contra de quien tiene ideas distintas a las del que
dirige el grupo en cuestión, que como si del sumo sacerdote de una secta se
tratara, idiotiza y manipula a los suyos como simples marionetas, dirigiéndose
a ellos con términos entrañablemente sugerentes.
Por eso, para cumplir a la perfección
ese tipo de cometidos contrarios a la libertad, se suelen formar subgrupos o
grupitos reducidos con los más fieles, cuyo cometido principal es el de
transmitir las ideas del líder y adoctrinar a los demás. Los perniciosos
efectos de tales prácticas empiezan a dar sus frutos en diferentes ámbitos de
la sociedad, generando desconfianza y temor entre los elementos cercanos que
discrepan, pues su aplicación carece de límites y a veces hasta de escrúpulos.
La Inquisición hoy, está más cerca de
nosotros de lo que creemos.
Fuentes
Libros
-José Díaz Herrera e Isabel Durán. Los secretos del poder.
-Francisco Atanasio Hernández. El conductor de ciegos pone su escuela en Moncloa.
Documentos
-Francisco Atanasio Hernández. Artículos publicados en diferentes medios.
Prensa
-Diario 16. Crónicas del siglo XX.
-Provincias de Levante. Se publica bajo la censura eclesiástica.
Dibujos
-Francisco Atanasio Hernández.
Poema
-Francisco Atanasio Hernández.
Ruego disculpas a todos los lectores que pusieron un comentario en mi blg, pero quiero aclarar que no he sido yo el responsable de su eliminación, sino de la API de Gogle + que ha dejado de estar disponible y que no me ha dado opción de mantenerlos o recuperarlos. Gracias por vuestra comprensión.
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