Como ya dije anteriormente, después del
trágico accidente en Garrabino sucedido el 30 de marzo de 1926, la Cruz Roja de
Alumbres se fundó el 7 de noviembre de este mismo año, y la Casa de Socorro el
3 de julio de 1927.
Sin
embargo, la vida seguía para todos, excepto para los que perecieron en la
tremenda explosión, y de los que una vez pasados los primeros días solo
hablaban ya sus más allegados, ni siquiera nadie -la prensa de la época
tampoco- se planteaba la situación de desamparo en que podían haber quedado los
familiares de las víctimas, ya que por entonces no existían los seguros
sociales.
Pero
eso sí, las factorías de lo cutre fabricaban miseria humana sin cesar exhalando
clasismo por todos sus poros, y se dedicaban a nominar candidatos para el
ingreso en la Orden Civil de Beneficencia y la Cruz que reconocería al
galardonado como tal, por el mérito de haber estado allí, aquel día, en el
momento oportuno, o haber sido el responsable de un grupo de hombres de los que
prestaron auxilio a las víctimas. Así que, siguiendo la línea argumental acostumbrada
de la época, tras la inauguración de la Casa de Socorro en Alumbres, la prensa
publicó por partes, en varios días, el discurso del Dr. Estrada, concretamente
entre los días 8 y 13 de julio de 1927, el cual iba cargado de alabanzas a los
políticos, jerarcas religiosos y personalidades locales y municipales del
momento, y cómo no, al buen hacer de las instituciones de aquel indeseable
período de la Historia de España.
Cruz
Roja de San Antonio Abad en su visita de confraternidad con la de Alumbres-mayo
de 1927.
Por
lo que es natural que tanto las organizaciones llamadas benéficas que acudieron
al lugar de la tragedia, como los jerarcas a título individual, comenzaran de
inmediato su particular lucha por la conquista del reconocimiento social y
político personal que tanto anhelaban por su supuesta generosidad, por eso,
mientras unos periódicos resaltaban la heroica actitud de algunos protagonistas
en su auxilio a los damnificados, otros diarios señalaban la protesta de los
que se consideraban ignorados.
No
obstante, al final todos consiguieron su deseado trofeo, pues el 23 de noviembre
de 1927, el periódico Cartagena Nueva
publicaba que “Habiéndose resuelto
satisfactoriamente el expediente instruido para premiar como se merecían, los
servicios prestados con motivo de la horrorosa catástrofe ocurrida el 30 de
marzo de 1926, en la Fábrica de Explosivos de Alumbres, con fecha 12 del actual
se publicó una R.O. del Ministerio de la Gobernación, concediendo el ingreso en
la Orden Civil de Beneficencia, a los siguientes:
De primera clase:
· Asamblea de la Cruz Roja de La Unión
(colectivamente)
· Una sección
de la Cruz Roja del Llano del Beal (6 camilleros)
· Al juez de instrucción D. José Martínez de
Federico (de La
Unión)
· Al médico forense D. Manuel Rodríguez Fernández
(de La
Unión)
· Al médico de Alumbres D. Luciano Estrada Maureso
· Al párroco de Alumbres (en el momento del
accidente era
Ignacio Martínez Gómez, puesto que Juan José
Fernández Cano tomó posesión el 10-10-1926)
De segunda clase:
· Al industrial de Alumbres D. Juan López
· Al funcionario de la Unión Eléctrica D. José
Martínez Madrid
De tercera clase:
· Al guardia municipal de Alumbres D. Pascual
Martínez
· Al obrero de Alumbres D. J. Lucas Gil Pérez”.
El
domingo 18 de marzo de 1928, D. Luciano Estrada Maureso recibía la Cruz de
Beneficencia de primera clase con distintivo negro y blanco que había sido
adquirida por suscripción popular, y el diploma en el que se le nombraba
Caballero de la Orden de Beneficencia, en un acto en el que no faltaron a la
cita destacadas personalidades políticas, militares, religiosas y civiles de la
época, y tampoco los discursos de rigor.
Además,
la Plaza de La Libertad pasó a llamarse “Plaza Doctor Estrada”.
En
La Unión y el Llano del Beal también realizaron su particular homenaje
colectivo a los 27 miembros -entre jefes y camilleros- de la Cruz Roja de La
Unión y los 6 camilleros del Llano, por su participación en el auxilio de la
catástrofe de Garrabino.
La
Guardia Civil no podía ser menos, y el domingo 13 de octubre de 1928 en un acto
protocolario digno de la época y por los mismos méritos que los anteriormente
mencionados, el capitán y el teniente ingresaron en la Orden Civil de
Beneficencia de primera clase; el sargento en la de 2ª y los dos cabos en la de
3ª, y además recibieron la Cruz de Beneficencia correspondiente.
Como se habrá observado, el galardón individual
obtenido siempre dependía del escalafón social al que el premiado pertenecía.
Sobre los recursos de la Cruz Roja de
Alumbres
Al principio de su existencia, la
Cruz Roja de Alumbres comenzó pagando 15 pts. mensuales por el alquiler de la
vivienda nº 8 de la Plaza del Dr. Estrada, y los recursos procedían de una
subvención del Ayuntamiento de Cartagena, además de las cuotas de tres clases
que se fijaron para los socios (socios protectores; socios de número y socios
eventuales) con el transcurso del tiempo se establecería también una iguala
para que los practicantes primero y A.T.S. después, atendieran las necesidades
de los socios.
El Porvenir, en la edición del 23 de
marzo de 1927 publicaba la sesión municipal en la que se dice “Quedar enterado de un oficio de la Cruz
Roja de Alumbres agradeciendo la subvención concedida”.
He escuchado diferentes versiones
sobre la titularidad de la casa de la Cruz Roja de Alumbres, pero respetando
todas ellas, porque puede que tengan algún fundamento, pues yo también tengo
mis reservas (es posible que esa propiedad sufriera los mismos, o parecidos
efectos de enajenación, que la Casa del Pueblo y el primitivo local de La
Sociedad Minerva, antes de cambiar su domicilio en 1944, después de haber sido
cerrada en 1939) debo de decir que, según la documentación que tengo en mis
archivos, la vivienda es propiedad de Cruz Roja Española desde el 31 de octubre
de 1952, fecha en que fue comprada a su anterior propietaria Dª. Ángeles
Valcárcel Albaladejo, y ¿ratificada? por otra escritura el 25-2-1971.
Posteriormente,
los socios de Alumbres levantaron tabiques y dividieron la vivienda en
habitaciones según la utilidad a la que se le iba a dedicar: sala de reuniones,
despacho, aseos, etc.
Carné
de la Cruz Roja de Fernando Raja
Hernández 1927. Archivo particular de Francisco Atanasio Hernández
Socios de la Cruz Roja de Alumbres que se
recuerdan y/o se conocen
Luciano Estrada Maureso; Juan
José Fernández Pérez; José Martínez Madrid; Andrés Martínez Cao; Antonio Ruiz
Laguna; Francisco Maruenda; José Hernández Ojados; Francisco Pérez Vidal;
Fernando Raja Hernández; Lorenzo Pérez; Pedro Caparrós Galindo; Ángel García;
Antonio Maciá Sánchez; Amalio Martínez; Vicente Samper; Pascual Martínez; Ginés
Morales; Juan Conesa; Fulgencio Hernández Valero; Antonio Hernández Valero;
Fulgencio Egea Hernández; Juan García; Francisco Carrillo García; Diego Vera
Valero; Antonio Gómez Sánchez; J. Lucas Gil Pérez; Juan Aranda Vidal; Aurelio
Martínez Medina; José Ros; Cristóbal Pérez; Juan Hernández; Francisco
Hernández; Francisco Pérez Soto; Bartolomé Ros; Antonio Zapata Gómez; Teodoro
Egea; María Pérez Conesa; Pedro Pérez Gómez; José Hernández Benítez; Francisco
Hernández Benítez.
Además,
hay que tener en cuenta que numerosos vecinos de Alumbres se hicieron socios
para poder ser atendidos por los servicios sanitarios de la Cruz Roja mediante
el abono mensual de una iguala. Entre los ATS cabe recordar a Salvador (de la
Palma), Francisco Serrato y Ginés Mercader Martínez.
Carné
de la Cruz Roja de José Hernández Benítez 1986. Archivo Francisco Atanasio Hernández
Fuentes
Libros
-Miguel Ángel López Morel. 100 años de la Cruz Roja de la Unión.
-Francisco Atanasio Hernández. Retazos de la historia de Alumbres
Documentos
-Notaria de La Unión. Nota Simple informativa.
-Actas Junta Vecinal.
-José Hernández Benítez. Carné de la Cruz Roja.
-Fernando Raja Hernández. Carné de la Cruz Roja.
Prensa
-Archivo Municipal de Cartagena. Cartagena Nueva.-Archivo Municipal de Cartagena. El Porvenir.
-Archivo Municipal de Cartagena. El Eco de Cartagena.
-Archivo Municipal de Cartagena. La Tierra.
-ABC.
Fotos
-Concepción Raja Álvarez.
-Archivo Municipal de Cartagena. Cartagena Ilustrada.
Testimonios orales
-José Hernández Benítez.
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