El esparto –Stipa tenacíssima- es una gramínea que crece de forma
espontánea por las zonas más áridas del Mediterráneo Occidental, y su área de
influencia en la península se extiende
especialmente por el levante y sureste formando espartales.
Todos los datos nos llevan a la conclusión de que el
esparto ha sido utilizado desde hace miles de años por los primeros pobladores
de la península, aunque en su cultivo y comercialización tuvieron una
importancia fundamental los cartagineses, y después los romanos continuaron la
obra púnica.
El Campus Spartarius que llamaban los romanos está
referido especialmente al sureste peninsular, y más concretamente a la capital
cartaginense, porque era aquí donde se comercializaba el esparto y porque los
espartales, estaban en las cercanías, no en balde esta zona fue denominada
Carthago Spartaria.
Espartal. Foto: Francisco Atanasio Hernández
El esparto florece en
primavera formando largas espigas y se recolecta en verano. Para evitar daños
en las manos en la recolección, se enrollan los extremos en un palo cilíndrico
y se da un tirón para arrancar de la mata un manojo de esparto. Luego se
extiende al sol durante unos días y posteriormente se sumerge en agua, tiempo
después se saca del agua y se vuelve a poner a secar. El esparto picado se
obtiene picándolo después de secado.
El trabajo del esparto en Alumbres siempre fue una
fuente de recursos, unas veces como economía familiar de subsistencia, otras
para la obtención de unos recursos complementarios y por supuesto, la
explotación del esparto mantuvo una interesante y próspera industria rural.
De hecho, en el año 1599, el Regidor Procurador
General y Comisario de Cartagena, Diego Martín de Cifuentes, presentó en
Cabildo un memorial sobre las torres de defensa de Alumbres en el que se dice “…y ahora como las dichas fábricas han
parado totalmente más de 8 años, ha venido el dicho pueblo en tanta disminución
y menoscabo que ni las torres son de provecho ni hay vecinos en él si solo
dieciocho o veinte que solo viven de
buscar plomo y coger esparto, sin tener como no tienen otras haciendas y
labores.”
Sobre la importancia del esparto en la economía
alumbreña también encontramos referencias durante la primera etapa del
Ayuntamiento de Alumbres en el siglo XIX. Así, para evitar que el esparto y
otros productos del monte fueran esquilmados sin autorización y sin la
correspondiente contribución a las arcas municipales, en la sesión ordinaria
del 3 de noviembre de 1813 el Concejo de Alumbres acordó: “…que el esparto que así mismo salga de la jurisdicción pague cada
haz de esparto de 30 manos sin curar, medio real, y un real del curado, así
mismo sobre cada haz de filete, también 2 maravedíes cada cubo de pleita, 4
maravedíes cada sarria o estera.”
En otro tiempo, vestidos, calzado (esparteñas),
muchas herramientas y útiles variados más necesarios se fabricaban con esparto
que había que recolectar de los montes cercanos.
Foto: Francisco Atanasio Hernández
Exposición de antigüedades en Alumbres 2008. Foto: Francisco Atanasio Hernández
Los productos de esparto tuvieron una larga vida,
porque buena parte de los enseres utilizados, así como variedad de cuerdas,
incluso papel y tejidos estaban confeccionados con este material, y en otros
períodos de baja, en los que la industria en la que se utilizaban sufrieron
fuertes crisis arrastrando con ella a la del esparto, como la de la minería en
los años 20 y 30, agravado con el Crac financiero de 1929, hasta el punto de
que en 1936 el Inspector de Trabajo y el Alcalde de Cartagena tuvieron que mediar
para resolver el conflicto laboral en el que estaban inmersos los trabajadores
del esparto de la diputación de Alumbres.
Durante mucho tiempo, un buen número de mujeres del
pueblo se dedicaron a esta labor, y se reunían para hacer pleita por cuya labor
secundaria, algunas ayudaban a salir adelante a sus familias, y otras que no
disponían de más ingresos que los que obtenían de este trabajo, tenían que
multiplicarse para conseguir los recursos necesarios, luego la llevaban a los pleiteros, quienes la transformaban en
enseres y herramientas de diversa utilidad de la época.
Sí, en esos tiempos, la industria del esparto
proporcionaba unos ingresos extras a las mujeres que hacían la pleita, y un
medio de vida para los pleiteros que dedicaban el día a trabajar ese producto
en sus talleres, con el que los profesionales fabricaban después, capazos,
seras, serones, esteras, esportones, calzado, artes de pesca, bolsos, arreos de
caballerías, etc.
Mercado
artesanal de Roche 1-5-2014. Foto: Francisco Atanasio Hernández
Con el nombre de pleiteros son conocidas las
familias Aguilar, Moreno y Ojados por su larga dedicación al oficio, aunque el
esparto también lo trabajaron muchos más vecinos del pueblo. En el padrón de
Alumbres de 1889 sólo encontré una persona con el oficio de pleitero, y se llamaba
Francisco Aguilar Albaladejo (antes de esa fecha no vi a nadie que se dedicara
exclusivamente al trabajo del esparto en los padrones del pueblo) después y
hasta la década de los 50 del pasado siglo XX, sus descendientes, Francisco
Aguilar Barcelona, Bartolomé Aguilar, Francisco Aguilar Fuentes (algunos de los
hijos de éste trabajaron en el oficio por un tiempo pero pronto cambiaron de
profesión) continuaron el oficio hasta su decadencia y desaparición. Otras
familias como Salvador Moreno Zamora, Francisco Moreno López, Salvador Moreno
Vidal, y José Ojados Sánchez y sus descendientes, Francisco, Juan, José,
Antonio, Agapito, y Domingo Ojados Sanmartín, también trabajaron en el oficio,
aunque a mediados de siglo tuvieron que dedicarse a otras labores. También fue
pleitero José Ojados Hernández “Pepe Sotelo”, aunque parece que por poco
tiempo. La aparición de otros materiales más modernos en el mercado como el
caucho, el plástico, o la goma, por ejemplo, dejaron obsoleto el esparto, cuyo
declive comenzó en la década de los ´50 del pasado siglo XX.
También es preciso apuntar, que poco antes de
iniciarse la decadencia de la industria del esparto, en Alumbres se
contabilizaban más de 10 pleiteros, y tal era la pujanza de la profesión que se
formó un equipo de fútbol llamado “La Guita”, que es como se conoce el cordel
fino que se hace con el esparto, y que representaba a los trabajadores que se
dedicaban a esta actividad.
Foto: Francisco Atanasio Hernández
Mercado
artesanal de Roche 1-5-2014. Foto: Francisco Atanasio Hernández
Carlos Romero Galiana, en su
libro Antología de los molinos de viento
de Cartagena, dice que un antiguo cliente suyo de muy avanzada edad solía
contarle una historia del Molino espartero de Alumbres, el del Tío Paco el del
Garabito y lo expone así “Me contaba que
su padre le habló en repetidas ocasiones, que el tío Paco el molinero salía por
el pueblo a vender el esparto picado por el molino en un carrito tirado por dos
perros: el Moro y el Garabito.”
Honda. Fabricación artesanal: Francisco Atanasio Hernández
Por último, un soneto de mi cosecha que escribí hace muchos años, dedicado al molino espartero.
AL MOLINO DEL TÍO PACO EL DEL GARABITO
que a mi cuerpo emocionado se abrazaran
y en la paz de mi semblante dibujaran
sentimientos que florezcan portentosos.
Y en las piedras centenarias pareciera
que del muro sobresale imperturbable
la pasión por tu memoria venerable
que la esencia de los tiempos guareciera.
La lona del velamen danzara al viento
porque los surcos venturosos de la ciencia
restablezcan tu esplendor en movimiento.
Y dejaras que seduzca a la conciencia
tú, molino, con tu noble encantamiento
tu dulzura, tu silencio, tu cadencia.
Fuentes
Libros
-Francisco Atanasio Hernández. Alumbres en el siglo XX.
-Francisco Atanasio Hernández. Lo que me quedó de Alumbres en el siglo XX
-Juan Ros y Pedro Pérez. Cosas de Alumbres.
-Juan Soler Cantó. El recinto de Cartagena.
-Joan Vilá Valentí. El campus spartarius.
Documentos
-Archivo Municipal de Cartagena. Padrones de 1847 a 1945.
-Archivo Municipal de Cartagena. Informe del Regidor Procurador Diego Martín Cifuentes en 1599
-Archivo Municipal de Cartagena. Sesión ordinaria del Ayuntamiento de Alumbres 1813
- Archivo Municipal de Cartagena. Medidas del Ayuntamiento de 1813 para evitar el agotamiento del esparto, la palma, y otras especies del monte sin autorización.
Prensa
-Archivo Municipal de Cartagena. El Noticiero.
Fotos
-Francisco Atanasio Hernández.
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