Procuro
limitar mi participación en asuntos políticos, pero después de escuchar a Rajoy
defender la libertad de expresión de Felipe González me ha entrado el vómito, y
no he podido evitar posicionarme ante la catarata de falsos demócratas, que han
manifestado su rechazo a que los universitarios evitaran que Felipe González
ofreciera una conferencia en las instalaciones universitarias. En todo caso,
para mí los responsables del incidente son los que dirigen los centros
educativos, porque si quieren educar a los jóvenes para la libertad, que es su
obligación, lo primero que tienen que hacer es no llevar a sus centros personas
desacreditadas, que han demostrado ampliamente que no son modelos precisamente.
Pero antes de seguir quiero aclarar
dos cosas, una es que no me debo a la disciplina de ningún partido o sindicato,
es decir, mi opinión es libre e independiente, y la otra es que si algo me
produce más repugnancia que Franco y los franquistas, es Felipe González y el
felipismo, porque el primero carecía de ideología, pero González todavía se
proclama Socialista.
Dibujo: Francisco Atanasio Hernández
Es lógico que tanto el derechista
Rajoy como los mejores socios de González, Rubalcaba, Bono y Guerra, que
formaron parte de los gobiernos del felipismo, y hace cuatro días apoyaron el
supuesto golpe de estado en el PSOE, (yo creo que es una obra de teatro muy
bien representada, que confirma que al PSOE lo único que le interesa son los
sillones y los principios y la ética les importan un bledo), se hayan
escandalizado porque los estudiantes no permitieron la presencia del ex-presidente
Felipe González en los salones de la Universidad, porque creen, y con buen
criterio a mi entender, que ese personaje no tiene nada bueno que enseñarles.
Sí, sus socios y Rajoy son coherentes
por una vez en su vida, pues respaldan a alguien que piensa y actúa como ellos,
ya que no hay que olvidar que si en algo se caracterizó el felipismo fue en
prolongar la corrupción y extenderla a todas las instituciones del Estado, y
las formas de gobierno franquistas, incluidas el terrorismo de Estado, durante
los 14 años que duró su mandato supuestamente democrático.
Felipe González que durante varios
años había estado callado, porque le interesaba más consolidar su puerta
giratoria y agrandarla si fuera posible, en estos últimos, ha vuelto a ser
portada en los medios de comunicación en general, y no es casual, pues parece una
actitud bien estudiada, ya que varias generaciones de jóvenes no tienen ni idea
de lo que significó el felipismo para la democracia y los demócratas que no se
sometían a su dictado, y por otro lado, la memoria es muy frágil.
Dibujo: Francisco Atanasio Hernández
Poco después de ser legalizado, el PSOE
renunciaba al Marxismo, y poco más tarde comenzó el recital de indecentes
mentiras a la sociedad. Antes de llegar al gobierno se declaraba contrario a la
OTAN, pero enseguida que llegó a él se declaró partidario de formar parte de la
alianza bélica y poco después, durante la campaña para el referéndum que se
realizó para el caso, tuvo que utilizar todo el aparato mediático que le apoyó
sin reservas, por supuesto, sin reparar en medios, como la utilización del
miedo y la mentira para conseguir el SI con el 52,5% de los votos.
Es preciso recordar que Felipe González
llegó al Gobierno en 1982 con mayoría aplastante de más de 200 diputados,
gracias a los más de 10 millones de personas que confiaron en el programa
electoral del PSOE “Cien medidas por el cambio”, que incumplió casi en su
totalidad. La mayor estafa democrática la realizaron los felipistas ofreciendo
un programa fundado en promesas que no estaban dispuestos a cumplir.
En aquel
programa de las “Cien medidas por el cambio” prometía el PSOE que habría
protección judicial frente a detenciones ilegales, y que evitaría los malos
tratos o torturas a los detenidos, sin embargo, en 1983 sacó del viejo cajón
del franquismo la Ley Antiterrorista “Plan antiterrorista ZEN”, le llamaron,
con el Ministro de Interior José Barrionuevo al frente, falangista con carné
socialista, que muchos años más tarde, sería condenado a 10 años de cárcel, por
el secuestro perpetrado por los GAL en 1983 de Segundo Marey, súbdito francés, aunque
solamente cumplió 3 meses, porque fue indultado por el Gobierno de Aznar. Los
fascistas siempre estuvieron al quite, como en este caso.
Con la Ley
Antiterrorista en vigor enseguida volvieron las técnicas terroristas del
franquismo, torturas en los cuarteles y comisarías, desaparición de personas de forma
extraña, y secuestros y asesinatos de militantes de ETA y también de inocentes
como Santiago Corella “El Nani” (delincuente habitual que nada tenía que ver
con ETA), o el caso de Segundo Marey, que tampoco era de ETA. Los
enterramientos con cal viva, en lugares escondidos era el código de leyes que
impuso el felipismo, ejecutado por personas de las Fuerzas del Orden público y
delincuentes habituales. Oficialmente
el número de asesinatos cometidos por el GAL está establecido en 28 personas,
entre las que hay varias que nada tenían que ver
con el terrorismo.
El felipismo
transformó al sindicalismo moderno en un neoverticalismo fundamentalista, y a
la mayoría de los sindicalistas en monaguillos multiusos, para los que, sin
duda, va a ser difícil que San Pedro les abra las puertas de la Gloria, si de
verdad hay justicia celestial.
Dibujo: Francisco Atanasio Hernández
Inadaptados y
locos eran los calificativos más dulces con que se agasajaba a los pocos que se
negaban a ser un fariseo más, y se atrevían a exigir su derecho a ser
diferentes y a soñar en un mundo menos sucio del que se estaba mostrando.
Durante mucho tiempo, la caza del soñador, se convirtió en una actividad lúdica
digna sólo de los más añejos inquisidores y sus más aventajados discípulos, y
después se iban a misa a pedirle crédito a Dios, y se confesaban y comulgaban y
al día siguiente volvían al tajo a empezar de nuevo la cruzada.
Hasta 1989 no
empezaron a emitir las T.V. privadas, cuya concesión también estuvo envuelta de
no poca polémica y de un recurso de inconstitucionalidad, por entenderse que se
atentaba a la libertad de expresión con la limitación a tres cadenas de T.V.
privadas.
El
resultado de todo ello fue la concentración de los medios de comunicación en
muy pocas manos, en detrimento de la libertad de expresión y de la veracidad
informativa, pero eso al régimen felipista le venía bien. El Grupo Prisa obtuvo
importantes e inmejorables concesiones, y por ello hoy, en lógica
correspondencia sigue poniendo sus potentísimos medios de comunicación al
servicio de la publicidad de su benefactor y le promueve conferencias como la
reciente en la Universidad.
Tengo
que reconocer que después del larguísimo período en los que los supuestos
gobiernos progresistas del PSOE, vulneraron tantas y tantas veces las leyes y
la Constitución, que hoy la palabra “progre”, me produce escalofríos.
El
paso del PSOE por el Gobierno de la Nación durante 14 años, propició que a este
dilatado período político, por su forma autoritaria y personalista de gobernar,
lejos del respeto y cumplimiento de la Constitución, se le denomine felipismo,
y no como una forma peyorativa utilizada por los enemigos del PSOE, ¡qué más
quisiéramos muchos ciudadanos de este País, que lo que sufrimos sólo hubiera
sido el producto de un mal sueño!
Es
más, el PSOE, se ha transformado en el partido felipista por voluntad propia, porque
aún hoy, sus estructuras siguen aferrándose al culto a la personalidad del
líder que hizo de la picaresca, el principio básico del ascenso y la
permanencia en el poder a costa de lo que sea.
La
desmedida ambición y falta de escrúpulos de sus dirigentes, no les importó
utilizar cualquier medio con tal de poner a su exclusivo servicio, a la mayoría
de la banca, a la mayoría de la prensa, a la mayoría de los jueces, y a los
sindicatos mayoritarios, desvirtuando así el contenido social y democrático de
la Constitución, y vulnerando también los derechos individuales de los
ciudadanos.
Hasta
finales de los años ‘80, la tan deseada prensa libre dejó de existir, casi en
su totalidad, y en su lugar se instalaron servicios de publicidad de las
andanzas del Ejecutivo. La concentración de la banca y el control de esta por
los felipistas, eliminó la competencia y los banqueros pasaron a ser los
principales avalistas de las políticas antisociales de los gobiernos del PSOE.
Una vez que los jueces empezaron a ser elegidos por los partidos políticos, el
Poder Judicial, dejó de ser independiente, y el Estado de Derecho comenzó a
ponerse en cuestión. A la golosina felipista, sucumbieron también los
sindicatos mayoritarios y sus estructuras y funcionamiento se transformaron en
una especie de neoverticalismo fundamentalista, al servicio exclusivo del poder
político de turno.
La
concentración de los Poderes del Estado bajo el yugo de una sola formación
política y la conversión de los más importantes medios de comunicación en
simples prótesis del partido político que detentaba el poder, sin menospreciar,
el inestimable servicio de contención de los sindicatos, definen el período de
Gobierno del PSOE, como un régimen político, radicalmente alejado del mandato
constitucional para cuyo respeto, cumplimiento y desarrollo democrático fueron
elegidos y prometieron o juraron sus cargos públicos.
No
en balde, el felipismo, se caracteriza por contener todo lo esencial de la
etapa superior del franquismo, en la que se incluye el partido único. Alfonso
Guerra lo dijo así: “Fuera del PSOE no hay nada más que un desierto político”.
Todas
las sociedades desarrollan una cultura en consonancia con los regímenes
políticos que les gobiernan, y la sociedad española no fue una excepción
durante el régimen felipista.
La
cultura del pelotazo, extendida entre las clases populares se traduce en
aquella conocida frase que justificaba a los delincuentes con denominación de
origen, y que decía así “aquí se los lleva el que está en el sitio y el que no
puede lo envidia”.
La
inexistencia de principios éticos y morales de muchos personajes que arribaron
a la política, con el único propósito de sacarle el máximo de provecho
personal, y el progresivo distanciamiento del partido del Gobierno a los
valores ideológicos que su nombre indica, propició la entrada en escena de la
figura del tránsfuga, que camuflados en las listas cerradas de las formaciones
políticas, en muchas ocasiones adulteraron la voluntad de la ciudadanía
manifestada en las urnas, porque esta especie de mercenarios, venden al mejor
postor el escaño logrado en otra lista. Tal es así, que por esas fechas en ERC
(Esquerra Republicana de Cataluña), se quedaron sin representación parlamentaria,
por el transfuguismo de sus representantes, y también sucedió en I.U., los
partidarios de la casa común de la izquierda en el cortijo particular del
felipismo, protagonizaron un acto más de transfuguismo, de manera que los diputados
y concejales que entonces se proclamaban del P.D.N.I., lo eran porque salieron
elegidos en las listas de I.U., y el PSOE, los acogió en su seno con los brazos
abiertos.
Durante
la transición se decía que la
Democracia iba a propiciar la igualdad de oportunidades, la
no discriminación, y la eliminación del enchufismo, pero la Administración del
PSOE cambió de manos el enchufe y se quedó tan fresco. Se iban a abolir las
listas negras del franquismo, y se cambió a los listeros que las realizaban,
pero al contenido ideológico y nominal se le añadió una importante dosis de
ensañamiento con los compañeros de viaje que no se sometían. La solidaridad fue
sustituida por el individualismo más feroz, y la desconfianza se introdujo en
el hombre de la futura sociedad del bienestar.
Dice
la Constitución
que nadie será discriminado por razón de sexo, raza, religión, o ideología, y
lo cierto es que, muchos inconformistas no fuimos quemados directamente, porque
en las fábricas y oficinas están prohibidas las fogatas.
Con
el felipismo, la picaresca ascendió a la cúspide del poder de esta España
nuestra y no hubo más putrefacción porque se quedaron sin materia orgánica.
Yo
ya no creo en la regeneración de la política, porque hasta ahora, ningún
partido político ha mostrado sinceridad sobre sus intenciones a legislar para
la regeneración de la vida de la casta española más podrida de todos los
tiempos.
Teniendo
en cuenta que el felipismo convirtió la democracia en un montón de basura lo
más seguro es que, toda o parte de esta especie protegida, se abstendrá en la
investidura de Rajoy para que el Estado de la Corrupción continúe con el mismo
vigor que hasta ahora.
Portada de mi libro "El conductor de ciegos pone su escuela en Moncloa"
Libros
-Francisco Atanasio Hernández. El conductor de ciegos pone su escuela en Moncloa.
-Francisco Atanasio Hernández. Alumbres algunas historias pendientes.
-José Díaz Herrera e Isabel Durán. Los secretos del poder.
Prensa
-Diario 16.
-La Verdad.
-La Opinión.
-El Mundo.
Documentos
-Programa electoral del PSOE de 1982 "Cien Propuestas para el cambio".
-Francisco Atanasio Hernández. Artículos publicados en diversos medios.
Dibujos
-Francisco Atanasio Hernández.
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